Un peliculón, un impresionante ejercicio de recreación cinematográfica basada en hechos crudos y reales como los del 11-S pero sin apoyarse casi en
viernes, marzo 30, 2007
United 93: aún estoy acongojado
martes, marzo 20, 2007
Cine con mucho humo
A veces lo pequeño se vuelve gigante y lo que con cariño se llama menor puede revelarse en unas proporciones magníficas. Algo así pasa con el cine, un arte repleto de pequeñas joyas que por sus aparentes dimensiones no llegan a ser lo que realmente merecen. La 2 pasa Smoking Room, uno de esos hallazgos medio recientes en la perdida cinematografía española y que el programa de turno utiliza como previo para ahondar a lo largo de un debate de enteradillos en ese marasmo de tenderete, lugares comunes y frustraciones que desde la distancia parece que es sinónimo del cine patrio.
La revisión de esta peli me produce las mismas sensaciones que la primera vez. Sigue funcionando. Media sonrisa pero medio morro torcido por la agitación y la acidez de estómago que produce tanta hiperrealidad. Lo falso tomado como la más absoluta de las realidades, en una concepción cercana a la de Umberto Eco. La oficina, como principal microcosmos de la deshumanización, lleva generando en la sociedad comportamientos paranoicos similares a los mostrados por la peli de Roger Gual y Julio D.Wallovits. De esa esquizofrenia urbana a las situaciones peripatéticas –la paliza al personaje de Eduard Fernández, por poner un ejemplo- sólo hay un paso. Todo subyugado a una excusa argumental que no puede ser identificada como macguffin, pues tiene mucho que ver con los trasfondos: la recién llegada cultura sin humo y la dictadura de los mecanismos pendulares que genera.
Menos mal que aquello termina con los versos cantados de Serrat: (…) Si la rutina te aplasta, dile que ya basta de mediocridad... Hoy puede ser un gran día, date una oportunidad.
Gracias, majo.
domingo, marzo 18, 2007
ÁTOMO RUMBERO (Arde Pamplona, y no lo digo por el PP)

Sí llegué con margen para tomar posiciones frente al escenario donde los átomos pamplonicas descargaron su arsenal de infeccioso funky. Funky guarro y bailón. Y, pese a la tocada voz de Rober y a las malas sensaciones descritas por Iñigo Firehead en el cuarto de baño de un antrazo cercano, mi visión del concierto fue ajustada a los cánones de su idiosincrásico directo: soul sudoroso, ritmos frenéticos, poses chulescas, frescura norteña, funk retozón y contagiosas dosis de buen rollo. Su nuevo Amateur Universes sonó contundente, el saxo tenor de Joe rugió hasta recordar la hipnosis que producía el de Dana Colley de Morphine, Iñigo agitó las maracas ceñidas a su pelvis y la banda se lo pasó tan bien como un público que empezó frío.
Decir que Atom Rhumba es de lo mejorcito de este país comienza a ser un eufemismo hasta irritable.
miércoles, marzo 14, 2007
La Dalia Negra, más oscura que negra

Otro día hablaremos de aquellos escabrosos acontecimientos en los que se basa la novela. Como dice el protagonista: los ricos viven de forma diferente y mueren también de forma diferente.
Por cierto, curiosa la comparación de los dos carteles, ¿no? Casualidades...
martes, marzo 13, 2007

miércoles, marzo 07, 2007

lunes, marzo 05, 2007

A Morricone le conceden –soez expresión viniendo de la Academia de Hollywood- un Oscar y entra en el olimpo de los mitos italianos galardonados con una estatuilla. Como bien dice en la reciente entrevista publicada en el colorín dominical de El País: Sí. Ya se lo han dado a Fellini, a Antonioni, a Dino de Laurentiis, a Sofia Loren y a mí. No está mal representado su país. El anciano cascarrabias luce una gruesa coraza que le ayuda a no ceder un ápice la visión que pueda tenerse de su recta personalidad, de su mirada implacable, de sus decorazonadoras respuestas. Si acaso puede agrietarse al comprobar la desazón que provoca en sus interlocutores, dando paso al abuelete que a buen seguro debe ser en la intimidad de su caparazón. Pero le da hasta para criticar la banda sonora compuesta por su colega Clint Eastwood para su última película. Genio y figura, y es que a Eastwood aquí le ve más como un intruso que como un cowboy o un cineasta de altura.
Y, a pesar de que él denueste sus trabajos en el spaghetti por su irrisoria proporción respecto al resto de su obra, es imposible no machacarle con aquellas polvorientas instrumentaciones de Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo. Otra cosa hubiera sido si le hubieran dado el premio por su composición para La Misión, tal y como él mismo creyó haberse merecido.
En cualquier caso, está claro, como reza su último y heterogéneo disco de homenaje: We all love Ennio Morricone.