

Tal vez este dato casual, el de la cercanía de fechas, haya influido a lo largo del tiempo en mi vinculo personal con su figura y con su música.
Elvis siempre ha estado ahí, desde que tengo conciencia. Antes todavía que Beatles o Stones y todo el batallón preheavy de los setenta, Elvis Presley ya inundaba de canciones e imágenes mi cabeza.
Tampoco he sido nunca un fanático. Ni un pirado impersonator. Ni siquiera un devorador de su biografía. Simplemente estaba ahí, formaba parte de mi universo vital y casi siempre le anteponía a cualquier otro referente musical. No le adoraba, tan sólo le respetaba y era mi número uno a la hora de perpetrar sus standards en
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