lunes, octubre 24, 2011

La vida como género negro



Últimamente se agolpan noticias y situaciones en las que la negrura como tinte de la realidad parece querer protagonizar nuestras vidas. En estos días convulsos -¿alguien sabe desde cuándo no se puede encabezar esto con "en estos días plácidos"?- aparece publicada, por ejemplo, una columna de Enric González con el título de Expiación en el nuevo medio digital Jot Down. En ella, el flamante fichaje afirma sentirse más cercano a los que, una vez pringados hasta los codos, sienten la tierra quebrarse bajo sus pies, que a esos otros orgullosos e íntegros de sus maniobras y faenas de aliño. Da en el clavo el corresponsal metido a analista de lo humano y lo divino cuando detecta los síntomas de los que a buen seguro han traspasado la línea roja y diagnostica a los que parece no enterarse de ello o se ufanan al admitirlo.
Este cuadro clínico parece reconocerse en esa película negra como el hollín que ha perpetrado otro Enrique menos finolis, Enrique Urbizu, y que ya sólo el título invita a un viaje a los infiernos de la psique humana y, por descontado, a las calles y antros de toda ciudad que se precie: No habrá paz para los malvados. También lo veo reflejado en Retorno al pasado, ahora que la acabo de revisitar para deleite de mis sentidos gracias al cada vez más apolillado programa de Garci. El noir es el género que mejor imita esta vida de bastidores porque la del escenario no es más que una representación. Por eso, políticos, policías y periodistas, entre otros oficiantes, participan del engrasado de piezas cuyo mecanismo hace funcionar lo que sale en primera plana. Otro enlace casual nos remite a las recientes opiniones de Vargas Llosa acerca de la maestría de la serie policíaca The Wire en Los dioses indiferentes. Ejecutores del aparato, detectives de patilla de hacha o gabardina sin planchar, periodistas "de la vieja guardia"... Ellos son lo que se dan cita en la vida negra como acompañantes del reparto principal: a un lado, las víctimas del sistema, al otro, los vencedores del mismo, sea cual sea. No hay más que ver Margin Call, una película de economía reciente pero con ingredientes de relato negro. Al final, el tiburón permanece. Siempre gana, o al menos, sus pérdidas no lo desbancan de su estatus. Los ejecutores se debaten entre el suicidio, la amargura o el huir hacía delante. Nos fiaremos al menos, si es que nos podemos permitir fiarnos de alguien, de los que tienen problemas para conciliar el sueño por las noches una vez han sido partícipes del mayor crack financiero de nuestra era.      
Si admitimos que los problemas tienen que ser resueltos y pagamos para mirar hacia otro lado mientras otros los resuelven, no podemos pensar que estos utilicen nuestros mismos escrúpulos. La actualidad con cierta banda armada así vuelve a demandarlo. A veces hacer bien el trabajo -ya de por sí esto suena mal, suena a encarguito, a deshacerse del cuerpo del delito, a operación maloliente- implica recibir una margin call, pero en vez del broker, quien pega el telefonazo es la conciencia. Entra entonces el sujeto en el terreno de la fatalidad, muy propio de la historieta negra, aunque no siempre hay una mujer fatal fumando un pitillo bajo el umbral de la puerta. Pringarse es algo muy duro y no puede resolverse con un polvo de borrón y cuenta nueva. Es la vida la que te folletea a su aire y la única exculpación es el mal dormir. Su consecuencia, la soledad. Si no es así, es que das asco de verdad. 

miércoles, octubre 12, 2011

Foto globales

William Klein - Gun 1, New York, 1955. Modified using instagram. View original version here.

Aquí les presentamos un experimento fotográfico de lo más curioso. Mastergram es un proyecto creado por el fotógrafo Andrew Emond en el que aplica los filtros de la app Instagram a un puñado de fotos ilustres del siglo XX. El resultado es sorprendente. Tanto si el espectador reconoce o no cada una de las instantáneas de los maestros, la cosa funciona. El efecto de turno homogeneiza el paso del tiempo y, por ejemplo, una foto de Man Ray parece tomada anteayer. El autor de esta curiosa bitácora publica el enlace para poder visionar la foto original.
La democratización de la fotografía en la última década consigue acercar el arte a nivel usuario. Cada vez es más fácil encontrar blogs y galerías online dedicadas a exhibir la obra personal de aficionados o nuevos profesionales cuyo lenguaje expresivo tiene su propio hueco y su propio discurso. Todo parece más sencillo y accesible. Las posibilidades parecen no tener fin. Mastergram juega con algunas de ellas, herramientas del presente popularizadas en plena revolución digital y aplicadas sobre formatos antiguos. Ejercicio didáctico de presentación que no invalida las célebres fotografías aunque difumine por un momento los soportes primigenios.

Man Ray -Sleeping Woman, 1929 Modified using instagram. View original version here.

Richard Prince - Untitled (Cowboy), 1989. Modified using instagram. View original version here.