miércoles, noviembre 28, 2007

Muerte al hilo musical

El portal Tablet Hoteles reivindica la asociación entre música y hoteles. Una manera de hacerlo es que los propios establecimientos creen sus propias compilaciones temáticas. Como la que el californiano Hotel Healdsburg elabora bajo el título Love Supreme:

In A Sentimental Mood John Coltrane
Take Five Dave Brubeck
When I Fall In Love Miles Davis
Search for Peace McCoy Tyner
Autumn Leaves The Cannonball Adderley Sextet
Hullo Bolinas Bill Evans
Say It (Over and Over Again) John Coltrane Quartet
Mood Indigo Marcus Roberts
Blue Monk Thelonious Monk
Flamenco Sketches Miles Davis

O como los Downtown Sounds del Soho Grand Hotel de Nueva York:

NY Excuse Soulwax
Poor Innocent Boys Cazals
Final Ahh (Nicky Remix) Hiltmeyer Inc/Parker Frisby
Juicebox The Strokes
I Bet You Look Good On the Dancefloor Arctic Monkeys
Neighborhood #3 (Power Out) Arcade Fire
Love Is an Unfamiliar Name The Duke Spirit
Pulsatron (Hugo Nicholson Vocal Mix) Siobhan Fahey
Love Is a Number White Rose Movement
Hate Cat Power

martes, noviembre 20, 2007

La Carretera

Termino de leer La Carretera, el aclamado best seller de Cormac McCarthy y premio Pulitzer 2007, y tomo aliento. Reposo los últimos párrafos que enderezan el camino torcido de la historia y que endulzan el sabor amargo de la travesía por el libro. Literariamente, decepciona su epílogo. Sin embargo, algo en mi interior agradece el bálsamo. Puede que el precio de atenuar el desasosiego del lector sea bajar el escalón que separa la obra maestra, esa que incluye más de un libro en uno solo, del libro de aventuras en el que tal vez se quede. A lo mejor no es más que un libro sobre un padre y un hijo vagando por un paisaje desolado tras un holocausto nuclear. A lo mejor no alcanza para representar la imagen de la especie humana desesperanzada ante un destino irremediable. A lo mejor no alcanza para llegar a presagio. Pero, ¿y si Cormac McCarthy aún cree en el hombre y rechaza su extinción?

martes, noviembre 13, 2007

Cuánta contradicción

Mira que no tenía pensado dar más cobertura de la que ya tiene al celebérrimo incidente de la Cumbre Iberoamericana. Pero ¡ay, qué mundo de locos! Cuánta contradicción concentrada en unos instantes. Un líder incompatible con cualquier sistema democrático aunque representante de un país con una democracia más o menos efectiva achantando a otro, supuestamente elegido por el pueblo pero a todas luces responsable del alejamiento de su país de toda frontera democrática. Qué juego de equívocos éste.
Y todo esto para que el señor Chávez se afiance en su cruzada populista contra los imperios –qué mejor demostración que conseguir que el símbolo del imperio español te levante el dedo y la voz- y para que las dudas arrojadas por él mismo acerca de una serie de interesantes cuestiones como el golpe de estado en Venezuela en el año 2002 o el papel de algunas empresas patrias en suelo latinoamericano se ensombrezcan todavía más. No somos ná y menos en calzoncillos.

Leones vs Corderos

Sin alcanzar la quintaesencia, Leones por Corderos continúa el legado de Sydney Pollack o Costa-Gavras y resiste el encontronazo con la realidad, uno de los aspectos que más me interesan pues Robert Redford demuestra arrojo al dirigir su mirada al presente y no a hechos pasados. Un paso más en la distancia con la que el cine español parece saludar al norteamericano, probablemente como un acto reflejo de una sociedad no demasiado madura para sentarse frente a la gran pantalla a presenciar una realidad ficcionada cuando se siente hastiada en su relación diaria con la realidad a secas frente a la pequeña pantalla. Aquí nos va más hacer una peli sobre Yoyes o el GAL pero a nadie se le ocurre tocar el 11-M o acontecimientos delicados de reciente impacto. El tiempo amortigua lo suyo.

El caso es que la nueva película de Robert Redford, concebida desde la progresía yanqui, enfoca tanto a unos como a otros. De hecho, se autoenfoca. Apela a los de derechas, representados por un hombre de acción –política, claro- encarnado en el papel de Tom Cruise, a desembarazarse de cobardes y mentirosos que a día de hoy lideran su partido, su país y la acción armada mundial. De hecho, el peor parado de la película aunque sea de forma velada parece ser el actual presidente de los Estados Unidos, un tipo que manda su país a la guerra pero que nunca quiso enfundarse en un uniforme cuando tuvo la oportunidad. Redford dibuja el perfil de un senador dispuesto a todo por sacar adelante la victoria en el campo de batalla, pero es también el perfil de un tipo decidido, inteligente y capaz. No un papanatas. Enfoca también a la izquierda, y apela en este caso a su dirección moral, dirigible en función de tantas y tantas cosas. La periodista interpretada por la llorona Meryl Streep descubre el conflicto interior al ser definida por el senador como una veleta, una hipócrita. Ella lo reconoce. Los republicanos siempre apoyarán la guerra. Los otros a veces sí, a veces no.

Por último, apela a cualquiera de nosotros, al espectador mismo, a rebelarse contra la inercia y la falta de decisión, a no ser cordero ni siquiera para dominar el rebaño. Siempre será mejor ser león, aunque sólo seamos uno entre tanto cordero.

Origen del título Leones por Corderos