miércoles, diciembre 31, 2008

Discos revueltos del 2008

A falta de unas horas para dar carpetazo de una maldita vez al Eurocopaño, al Obamaño, al 2008, y esperando que no salga de repente un discazo de villancicos guapos que nos haga replantearnos la relación de los mejores trabajos musicales del año, hacemos balance y más o menos nos salen este puñado de portadones como nuestros "prefer" de 2008. Como toda publicación moderna y a la última, tenemos a TV On the Radio o a Fleet Foxes, pero como ya peinamos canas no faltan ni Marianne Faithfull, ni el cascarrabias Dylan con su Series Bootleg, ni la resurrección de Neil Diamond. Lambchop, Raconteurs, los niños de Abe Vigoda, Kings of Leon y su pedazo de tema Sex on fire, Gutter Twins, Nick Cave & The Bad Seeds, el precioso 22 Dreams de Paul Weller (yo escuchando a Paul Weller!!), el (glups) disquito del antes conocido como Axl Rose (tiene sus cosas, oyes), el regreso de Black Crowes, Lucinda Williams enamorada y las versiones de mi querida Cat Power. Elijan el que más les guste y regálenselo a sus vecinos. Hasta el 2009.

viernes, diciembre 26, 2008

Elige tu Navidad (de pesadilla)

Hanoi Rocks


Flaming Lips


Frank Sinatra & Bing Crosby


Wham!


Elvis Presley

Ronnie Spector


Darlene Love

lunes, diciembre 22, 2008

Estrellas del espectáculo

Una de las muchas muestras de talento expresivo mostrado por el presidente a lo largo de su mandato

Confirmado. Al tiempo que una nueva era irrumpe desde Washington, otra parece quedar atrás. El todavía presidente norteamericano, George Bush, prepara la mudanza y pronto le veremos salir por la puerta cargado de cajas al más puro estilo broker en paro. A buen seguro regresará a su rancho, se enfundará unos viejos vaqueros y se calará su sombrero preferido para volver a su antiguo estilo de vida en su querida Texas. El aprendiz a Ranger otra vez en casa. Un pena. Sí, en serio, una pena porque ya que ostentar el título de gamberrete del nuevo siglo parece haberle salido gratis, qué menos que aprovechar sus potenciales virtudes para engordar los contenidos de la comedia televisiva del país. Hablo de que este hombre debería dedicarse al mundo del espectáculo, si es que no se ha estado dedicando a él durante los últimos ocho años. La misma opinión me merece la sorprendente capacidad para la autoparodia exhibida por Sarah Palin en el programa Saturday Night Live (a propósito, tras el repunte de este gran clásico del humor yanki, aquí sufriremos una versión cañí). Si es que van a tener su parte de razón esos milloncetes de votantes crudos y obesos –después de salir la Palin a la palestra también obsesos- que por dos veces auparon al poder al hijo tonto y que lo intentaron con la atractiva gobernadora de los guiños a cámara. Si al final van a ser uno de los nuestros, o uno de los suyos, en cualquier caso uno de tantos, uno con el que podemos irnos de cervezas o una a la que podemos confiar la educación de nuestros hijos porque es franca, directa y nada engreída, una de la calle. Sin segundas.

A raíz de sus memorables cameos en el programa, de su demostrado sentido del humor frente al de, por ejemplo, una estiradísima señora Clinton, y a la publicación la semana pasada en El País Semanal de un fantástico reportaje firmado por Manuel Vicent, George W. Bush ante el pavo de plástico, en el que se arrojaban razones argumentadas pero también visuales para sostener la tesis de estar ante el presidente más nefasto de la historia de los Estados Unidos, no puedo sino rogar para que ambos reconduzcan sus futuras vidas. George, Sarah: tenéis carrera, valéis mucho, vuestras muecas y chistes de mal gusto son impagables en una sociedad aplastada por el buenismo y la obamamania. Todo el mundo ahora quiere ser negro. Bueno, café con leche, tampoco hay que pasarse. Os necesitamos. Lejos y en la tele, claro.

jueves, diciembre 18, 2008

La historia más grande jamás contada

¿La mejor banda sonora del cine?

Érase una vez en América es una de esas películas que forzosamente requiere más de un visionado. Además de la exigencia a la que el espectador se somete por un largo metraje y una trama ensamblada por continuos saltos temporales, no muere con los títulos de crédito sino que se prolonga en la mente mucho más tiempo del aconsejado. El cabrón de Leone nos legó una obra tan mastodóntica que no descansa nunca, perdura con el paso de los años y su leyenda sigue agitando los cabos sueltos que el director quiso desatar. Eso es tener sentido del humor.
Aunque gran parte de los admiradores de Érase una Vez en América no tengan en gran estima la carrera del gigante romano, protagonizada según estos por títulos adheridos para siempre al detritus almeriense de serie b, no pueden sino rendirse ante la evidencia de su obra póstuma, tan hercúlea y personal que pareciera coincidir con su plenitud e inmediato ocaso, como si verla trocear por los tijeretazos de la industria americana hubiera sido tan insoportable que casi decidiera dejarse morir. Ni Al rojo vivo, ni Scarface, ni Godfellas, ni siquiera El Padrino, tienen un tratamiento parecido en el que el director logre un acercamiento tal a sus criaturas, las llegue a cuidar con el mimo con el que Leone acaricia a personajes entrañables pero despojados de escrúpulos, rateros venidos a más, asesinos y matones. Aquellos que traicionaron la esencia de un trabajo sincero y universal, capaces ellos de estrangular una epopeya de esa magnitud y de luego proyectarla en dos raquíticas horas de historia lineal, pervirtieron el alma del cine, la misma que habitaba en aquel al que siempre tuvieron que haber llamado maestro.
Los ojos acuosos y cansados de Robert De Niro contemplan las fotografías que reflejan toda su vida, porque su anterior vida es toda una, y se dan cuenta de que no ha conservado nada, ni la amistad, ni el amor, ni el dinero. Los que no han visto nunca Érase una vez en América se pierden la película de mafiosos más nostálgica y sentimental que se haya hecho nunca, un gran pedazo de tarta, un festín cuyo argumento se cuenta y se contempla a través de un agujero en la trastienda, pero cuya tesis, como muchas otras veces, tiene que ver con la construcción de un país.

- ¿Qué has hecho durante todos estos años?
- Acostarme temprano.


martes, diciembre 16, 2008

Si la noche fuera como las de Wong Kar Wai

Una eternidad después de lo normal, estrenan en nuestras pantallas My Blueberry Nights, del director chino Wong Kar Wai, o Won Kar-wai o Kar Wai Wong o cómo quiera que se llame el señor. Aunque sus fieles más radicales se hayan revuelto en sus butacas, he de decir que durante poco más de hora y media floté de lo lindo cruzando el desierto de Nevada junto a Natalie Portman, tomándome un vodka en un garito de Memphis o compartiendo un pitillo con la preciosa Chan Marshall (Cat Power) a la puerta de un café de Nueva York, mientras la voz de la misma Cat Power, Otis Redding o los acordes de Ry Cooder ponían banda sonora a una bonita historia de invierno. Una vez más, el esteta de Shanghai ha conseguido transportarme a un mundo de colores perfectos, donde la ciudad y la noche son protagonistas y escenarios del romance. Dos décadas después, la nueva Paris, Texas.

domingo, diciembre 14, 2008

Resumen de la jornada

(Una de las tabletas de hachís con el escudo del Barça incautadas por la Policía)
Una de las imágenes de la semana resultó premonitoria. Así se desarrolló mi noche del sábado.

miércoles, diciembre 10, 2008

Te alabamos señor


No soy yo de los que hacen propaganda gratuita así como así. Ya me conocen. Uno tiene su ego. Sin embargo, siempre hay clases y no tengo más remedio que rendirme antes seres superiores como el protagonista de este post, un habitual ya de Repámpanos. Se trata de una leyenda viva, pero que muy viva, de las artes y la alta cultura de nuestro tiempo, un prohombre convertido casi en una deidad, un mito cincelado sin una gota de sudor de su frente –como mucho, con la de alguno de sus esclavos- y sí con muchas de Clive Christian for men. Hablo, cómo no, de ¡Oswaldo Cornelius!, prócer distinguido de la realeza universal.
Si la primavera del año pasado nos regocijamos con el lanzamiento del quinto número de Le Bon Vivant, fanzine entre los fanzines y Biblia de todo aprendiz de vividor, estas fiestas que se avecinan vamos a poder deslizarnos en trineo por el eslalon de nuestro cuarto de estar mientras leemos la segunda y la tercera parte de la trilogía Bellos y Poderosos. Si aquel delicioso aperitivo que fue Visiones del Supramundo nos supo a mucho, el empacho está asegurado con Parte II: Brut and Carisma y Parte III: La Pirámide de Visas de Adamantio. Una sobredosis de maximalismo existencial, de hartazgo vital, saciará nuestras humildes ansias de poder. Además, en época de crisis donde el populacho sufre, el gran Cornelius ha preparado un pack imbatible: La Trilogía Completa + la reedición del primer número de Le Bon Vivant. ¿Qué quieren que les diga? Ahora que el San Bernardo Schuster nos ha dejado un poco huérfanos, debemos agradecer a nuestro querido líder el haber pensado en todos nosotros. Las Navidades no serán tan frías. Loado seas.

jueves, diciembre 04, 2008

La tontuna cojonera

Esperanza Aguirre: "¿por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la izquierda?"

-"No. Es un error cometido al calor del debate dialéctico. Unas palabras que nunca deberían ser pronunciadas y que requieren una disculpa. Pero de ahí a aprovechar partidariamente el hecho va un abismo. Lo importante es que se ha disculpado, que se ha comportado como una señora y que no debe servir para apartarnos de lo realmente importante, que son los problemas que atañen a todos los españoles."

Situación ficticia sugerida a raíz del incidente con el señor Pedro Castro.
¿Quién pronunciaría el discursito tras la frase inoportuna? ¿Alguien del PP, del PSOE, de los dos partidos?

miércoles, diciembre 03, 2008

Una del oeste

En estos días, vivo entregado al western. A mitad de lectura de Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy, enganchado a las tres temporadas de Deadwood y con Appaloosa recién cocinada, mi universo se ha trasladado al lejano oeste. Sin embargo, las expectativas generadas por la peli de Ed Harris no han sido del todo cumplidas. Una obra con todos los mimbres para ser algo grande –un director interesante comprometido con una historia, unos actores colosales, un género atractivo y adaptable a ellos- parece quedarse a medio camino en un ni fu ni fa. Leo la crítica de Carlos Boyero y acierto a reconocer parte de sus puntos de vista, pero el cine tiene algo intangible capaz de pellizcar o no las primeras emociones del espectador frente a la pantalla. Si no lo hace, remontar es difícil. A mi Appaloosa no me pellizcó nada. Como mucho, la mofletuda Zellweger hizo removerme de incredulidad en la butaca.

No pasa eso con Deadwood, donde la puesta en escena es invisible y perfecta, donde el sudor, la sangre, el barro y el whisky salpican de verdad haciendo uso de su efecto más corrosivo. Appaloosa, en ese sentido, aporta una cara más lavada y light de la vida en la América inhóspita de finales del XIX. Aunque para reverso tenebroso nada como el relato violento de Meridiano de sangre, un libro sombrío y crudo como el rostro de su escritor, un tipo que no hace prisioneros. La construcción del país representada por un comando de hijos de puta con la misión de pasar a cuchillo a varias civilizaciones enteras es mi recomendación para estas próximas navidades. No, para el Día de Acción de Gracias recientemente celebrado en las casas de todo yanki de bien. Qué mejor regalo para entender la fiesta de agradecimiento al pueblo indio que la historia de su propio genocidio.