jueves, diciembre 23, 2010

Hoteles cárcel para encerrarse en Navidad

Qué bonita es la Navidad. Si me la encuentro por la calle, cometo un homicidio. Las vacaciones, los niños, la lluvia torrencial, Madrid, los atascos, Madrid, la alegría de la gente, el infierno. Bueno, pues para que no se diga que Repámpanos no tiene espíritu navideño, propone un plan alternativo para disfrutar de estas fechas tan señaladas. ¿Qué mejor que ingresar en prisión? Eso sí, sales cuando quieres. El check-out lo pones tú porque para eso es un hotel. Sí, queridos, hoy les ofrecemos una escapadita a un hotel-cárcel. Nuestro uniforme de rayas, nuestro brindis entre los barrotes, nuestras alambradas de espinos, nuestros muros gélidos de piedra... Una estancia a todo confort donde no falta ni un solo detalle.

Podemos empezar en Estocolmo, en el Hotel Langholmen, o en las celdas del Hostel Celica, en Ljubijana. Los más osados querrán viajar hasta The Liberty Hotel, una antigua cárcel de máxima seguridad en Boston reconvertida en hotel de diseño, o hasta The Old Jail, una prisión estatal en Australia.

Para que os vayáis ambientando, os dejamos con las imágenes del Hotel Alcatraz, en Kaiserslautern.
Ala, yingelbels, yingelbels. ¡Pónganse a cubierto! 

martes, diciembre 21, 2010

Social Distortion comeback!


Sí, amigos, tras más de seis años de espera, ya hay nuevo disco de Social Distortion: Hard Times and Nursery Rhymes. Buenísima noticia que esperemos signifique una inminente gira y vuelta a nuestros escenarios. Por ahora, nos conformaremos con algunos aperitivos en directo, primero Machine Gun Blues, interpretado en el show de Jimmy Kimmel, segundo Still Alive, en el Lollapalloza de este año.



martes, diciembre 14, 2010

Tras las pistas de Gimme Shelter


Bien, corría el año 1969 y los Rolling Stones se sacaban de la manga una de las obras maestras de su discografía, Let it Bleed. Nada más pinchar el colosal álbum, el primer corte no podía ser más apabullante: Gimme Shelter. Desde hace tiempo, y gracias a interné, teníamos la suerte de poder descubrir la canción pista a pista, un experimento estremecedor de deconstrucción que nos transmitía la desnudez, esencia y soledad de cada uno de sus integrantes. Los pelos de punta, oigan. Bien, pues los vídeos con las pistas han sido clausurados. Así que efectivamente este post es en realidad un no-post porque lo que contamos es lo que podíamos haber contado pero se ha quedado en el limbo. Una caca, vamos. Los que tuvisteis la potra de escucharlo, felicidades. Al resto, ohhhh, otra vez será. Y si en un futuro alguien en la red vuelve a saltarse la legalidad, aquí estaremos para contároslo con una gran sonrisa.

Para que no todo sea decepción, os dejamos con algunas interpretaciones del tema...

Merry Clayton


The Hellacopters


Patti Smith


Grand Funk Railroad


Stereophonics


Los jodidos Rolling Stones!

miércoles, diciembre 01, 2010

Toronto, catálogo de vanguardia en celuloide



Si nos siguen sabrán que Repámpanos suele atender con interés a la mirada que el cine arroja sobre la ciudad y su arquitectura. Chloe, la nueva película de Atom Egoyan, abre la puerta a Toronto, la mayor metrópolis de Canadá. Contextualicemos un poco por encima: la historia de Chloe, la de un thriller erótico o sentimental de los que ya no abundan en la cartelera desde los noventa, se desarrolla en un ambiente de clase alta cuyos protagonistas parecen embellecerse bajo los copos de nieve. ¡Menudo duelo entre Julianne Moore y Amanda Seyfried! El director aprovecha y lo rueda todo con elegancia y pulcritud. Todo es cool, incluso los orgasmos. Los críticos la acusan de excesivamente pija, de quedarse en la superficialidad de un porno soft. No creemos que sea el caso, pero de cualquier manera atendamos al envoltorio. El mundo sofisticado y vanguardista se traslada de Nueva York o Los Ángeles a la provincia de Ontario. Los planos de Toronto encuadran el Royal Conservatory of Music, el Royal Ontario Museum, el hotel Windsor Arms, el bar LeVack Block, Will Alsop, el Art Gallery of Ontario diseñado por Frank Gehry... Un catálogo apabullante de arquitectura moderna que habla del plan de desarrollo urbano que pretende colocar a Toronto como la ciudad creativa del siglo XXI. Pero, por encima de estos escenarios exteriores, cultos, exquisitos y grandiosos, en Chloe destaca la casa donde se desarrolla gran parte de la acción. Se trata de la Ravine House, del arquitecto Drew Mandel, aunque la fachada que vemos es en realidad la de la Heathdale House, de Stephen Teeple, localizada curiosamente en la misma calle. Por expreso deseo de los inquilinos de la casa del barranco, la Ravine House, para salvaguardar su intimidad no se filmó la entrada, por lo que hubo que buscar otra vivienda que mantuviera la continuidad. Dicho y hecho, un poco más abajo se descubrió la casa de cubos rojos en la que supuestamente viven los miembros de la familia protagonista.









La Ravine House, por dentro...



Heathdale House, por fuera...



Royal Conservatory of Music



Philosopher's walk



Will Alsop



Art Gallery of Ontario

miércoles, noviembre 24, 2010

Bares de carretera sin costra ni olor a fritanga



Tomen la carretera A-122, desvío en el kilómetro 45. Encrucijada entre Madrid y Barcelona, entre Valencia y Bilbao. La Almunia de Doña Godina, Zaragoza. Hay que repostar, coger fuerzas para continuar viaje. Un bar de carretera espera. Pero encontramos algo diferente a los típicos establecimientos mugrientos que siempre han garantizado en nuestra piel de toro el avituallamiento a pie de mojón. Ni rastro siquiera de los más higiénicos locales afiliados a cadenas comerciales de restauración, iguales todos entre sí, ya se pare a la altura de Despeñaperros o en plena Selva Negra. No hay neón sospechoso. No hay entrada con cortina de canutos antimoscas. No hay parroquianos apostados en la barra con la vista fija, aunque ebria, en la jamelga del pueblo, con exceso de maquillaje, delantal y un buen par pechos sin operar. No hay hedor en los urinarios. No hay pintadas obscenas ni los correspondientes números de teléfono grabados en las puertas del retrete. No hay restos de excrementos. ¡Pero sí hay papel! Claro, es lo que tiene haber llegado al Lolita, un bar de carretera muy poco usual firmado por Langarita-Navarro arquitectos.
Este par de jovenzuelos residentes en Madrid se han atrevido con un proyecto que logra romper el modelo ibérico de los pied-à-terre tradicionales. La primera impresión nada más bajarse del coche apenas vaticina nada. Unas fachadas blancas y una pintada que reza Restaurante. El tinglado se abre desde el otro lado a una extensión de grava alegrada con unos cuantos arbolillos. La estructura del espacio polivalente hace recordar los morros del hotel Aire de Bardenas o la madera cuperizada de los cubos del hotel Consolación, ambos hitos de la nueva hotelería rural provistos de paredes transparentes para conectar interior y exterior, confort y desamparo. El irregular y complejo dibujo de la planta facilita la flexibilidad de los usos del local, pensado para ser algo más que un antro moderno que de bocatas y alivio de vejiga a pie de autopista. De noche, las transparencias de los materiales, los efectos traslúcidos y la iluminación efectista materializan la visión de un club perdido de la mano de dios.



La reflexión que el Lolita, o la tendencia que pueda provocar, sugiere es la siguiente: ¿realmente estamos dispuestos a renunciar a nuestros entrañables y casposos bares de siempre? ¿Tendremos que llevar en la maleta una indumentaria adecuada para entrar en este tipo de establecimientos tan cool? ¿Qué piensan los expertos camioneros de todo esto? ¿Hacía dónde vamos? ¿Qué nos queda? ¿Eh? Eh.







Fotos: Miguel de Guzmán

miércoles, noviembre 17, 2010

Conejitas a la deriva

Esto va de mal en peor. La crisis no respeta nada, ni los símbolos más incólumes. De todos es conocida la mala situación financiera que lleva afectando desde hace tiempo a la revista Playboy. El imperio, sin el control pleno de nuestro adorado Hugh Hefner, está en caída libre. Así lo evidencian las últimas cifras de facturación que indican un descenso del 10% de sus ingresos netos para el segundo trimestre de este año. Descenso del número de tirada, reducción de la demanda de formato audiovisual, disputas legales, recortes de plantilla... La cosa no va bien y hasta Penthouse acecha con hacerse con el paquete -ya empezamos- mayoritario, ante la reciente puja del fundador del batín rojo por recuperar el timón de sus conejitas.
Pues ahora, por si fuera poco, la última tragedia es que Playboy saca a subasta la mayor parte de su colección artística. El 8 de diciembre, la sede de Christie's en Nueva York será el escenario de la escabechina que además ya ha sido titulada: The year of the Rabbit. Qué pena más grande. Además de las eternas sesiones fotográficas de Marilyn Monroe, incluida la icónica primera portada de la revista, de los desnudos de Cindy Crawford o de las mejores playmates, el catálogo abarca obras deslumbrantes de los surrealistas Dalí o Tom Wesselmann, sus famosos labios, o de Alberto Vargas, maestro del estilo pin-up.


Vale, me han pillado. Todo este rollo no es más que una excusa para poner unas cuantas fotos cachondonas.

Ante la sede, ya desaparecida, de Playboy en la Quinta Avenida de Nueva York. Efectivamente, la cara pixelada es mía.

jueves, noviembre 11, 2010

La voz de América

Tengo mucho trabajo. Me enfrento a una tonelada de música que no puedo dejar de escuchar. Tengo ante mí parte -por ahora parte, pronto será todo el conjunto- de las canciones que Bob Dylan pinchó para su programa de radio. Ya saben, hace unos años el señor de Minnesota se metió a disyoquei, tal vez porque era la única faceta dentro del mundillo en la que todavía no había dado sopas con honda al personal. De 2006 a 2009 lanzó al aire 100 ediciones de Theme Time Radio Hour a través de la emisora de radio por satélite XM. Sin entrar en estudio alguno, se limitó a despachar magisterio desde su propia casa o desde los hoteles donde se alojaba durante sus giras. El programa, artificial incluso en cuanto a la interacción con los oyentes -el locutor con bigotito recibía llamadas preparadas de famosetes y coleguillas-, abordaba con humor y total eclecticismo un tema a la semana: El diablo, los coches, las armas, Nueva York, la suerte, los nombres de mujer, el beisbol, la cárcel... Y para ilustrar cada temática, nada mejor que su enciclopédica sabiduria musical. Blues primigenio, bebop, swing, rock and roll, crooning, vodevil, country, rancheras... De todo, y todo bueno. En mis manos, dos estuches con cuatro discos cada uno, a falta de hacerme con el resto, y de ellos, ninguna canción supera la fecha de 1957. Hmmm. La elección de los intérpretes combina elecciones muy conocidas como Hank Williams, Chuck Berry, Buddy Holly, Tony Benett, Johnny Cash, Louis Armstrong, Muddy Waters, Sonny Rollins o Charlie Parker, con rarezas o artistas minoritarios como las voces de gospel The Swan Silvertones, el countryman Hawkshaw Hawkins, el rockabilly Glenn Barber, el combo de swamp pop Cookie and the Cup Cakes, el guitarrista hawaiano King Bennie Nawahi, el polifacético Scatman Crothers o la gran Sister Rosetta Tharpe. No me divertía tanto desde que adquirí en Munster las recopilaciones de los Cramps, con sus canciones favoritas de programas de radio antiguos. Un ejercicio distinto de arqueología pero igualmente delicioso.
El proyecto en cuestión se inscribe en un momento de apogeo bestial dentro de la carrera de Dylan. Sus Bootleg Series, ya va por la novena, la publicación reciente de sus primeros álbumes en versión mono, sus últimos discos en los que trasciende igualmente sus propias fronteras estilísticas, sus asombrosos directos... Así da gusto ver envejecer a los mitos. Por algo es el más grande. Les dejo, que se me van los pies.

Una vez más, gracias señor Zimmerman.

lunes, noviembre 08, 2010

Un templo de autenticidad italiana



Cómo nos ha gustado descubrir la aventura hotelera del sueco-italiano Daniele Kihlgren. El Sextanio Albergo Diffuso es una delicada intervención para alojar huéspedes en el también rehabilitado pueblecito medieval de Santo Stefano di Sessanio, anidado en los Apeninos a hora y media de Roma. Aquí se lo presentamos por si quieren esconderse al estilo George Clooney en El Americano o por si se contentan con sumergirse en una bañera de Philippe Starck en mitad de una habitación de piedra descarnada. Materiales naturales, iluminación pictórica y confecciones artesanales, tras un exhaustivo estudio de las costumbres y la vida ancestral. Un asombro en tiempos de diseños ultramodernos y destemplanzas deshumanizadas.



viernes, noviembre 05, 2010

L.A. Punk

Nos ha costado lo nuestro. Pero Tenemos la bomba de neutrones. La historia nunca contada del punk de Los Angeles no es Por favor, mátame. Entendemos que nace como respuesta a esa biblia del punk neoyorquino, que su homónimo angelino necesitaba su reivindicación en el mundo del guitarreo, el imperdible y escupitajo, pero su lectura no nos ha imantado a sus páginas como en el caso de la obra coral que nos sumergió en las andanzas de Ramones, Thunders, Dead Boys y demás escoria. Cierto, no estamos tan apegados al sonido punk de la costa oeste, ni de coña, pero es un hecho que no hay tanta chicha, al menos en el libro. Ni carnaza sensacionalista ni grandes descubrimientos, ni anécdotas demenciales ni demasiada personalidad de unos personajes menores en comparación con los mitos de la Gran Manzana. Por el libro, escrito a cuatro manos por Marc Spitz, colaborador de la revista Spin, y Brendan Mullen, fundador del club The Masque, publicado en España también por los chicos de Munster, desfilan sobre todo Darby Crash, el líder maldito de los Germs, unas jovencísimas Runaways, los chicos de X, The Screamers o los primeros Black Flag. No falta a su cita la figura de Kim Fowley, freakazo de su época, mentor de Joan Jett, Cherie Currie y compañía, padre espiritual del movimiento punk angelino, muy a pesar de unos cuantos. Lo que nos pesa a nosotros es no poder haber disfrutado de más contenido dedicado a Social Distortion, The Zeros, Los Lobos o The Blasters, todos ellos grupos del gusto de Rempámpanos. Sí que hemos encontrado material interesante de X o Gun Club, también entre nuestras preferencias, sobre todo la que lideró Jeffrey Lee Pierce y a la que dedicaremos pronto un post como se merece.
Por otra parte, de lo más interesante del libro es comprobar la decisiva influencia de Jim Morrison en todo aquel fregao. La de Bowie también. La de Iggy Pop derivada de su asimilación de las maneras del cantante de The Doors.

Nuestro recurrente viaje californiano este verano pasado nos dio para plantarnos en la puerta del Viper Room o del Whisky A Go-Go, olisquear un poco en el Boulevard y pasear por Venice Beach, pero poco más, no lo suficiente como para tatuarnos el icono del Damaged en la frente. Tras el punk guarro y amateur llegó el hardcore y el rollo skater. Pero esa es otra historia.



martes, noviembre 02, 2010

Chicas malas

Inspirado en el sofisticado mundo del hampa y, sobre todo, en sus femmes fatales, Vice Style -la web de moda y estilo de Vice Magazine- lanza un editorial con el título Fire Walk with Me. Un look contrastado de ambientación opresiva, violencia, sustancias prohibidas, sensualidad... Les dejamos con estas dos malotas.



jueves, octubre 28, 2010

69 Revoluciones: fin de fiesta

Mira qué bien, hoy tenemos plan. Despedir la gira del segundo disco, Haciendo Equilibrios, de nuestros colegas de 69 Revoluciones en la sala Caracol. No deben perdérselo, son unos hombretones muy machotes que practican un guacanrol la mar de musculado sin temor a las raíces anglosajonas ni a los fraseos hispanos.

jueves, octubre 21, 2010

¡¡Oh, dios, líbranos de ella!!

Mira que nos gusta mirar lo que pasa ahí fuera con ojo de Mondo Brutto, pero es que hay cosas que nos extirpan el humor. El Madrid de Mou, por ejemplo, o la presencia catódica de una criatura diseñada para hervir a borbotones la sangre de la patria. La sangre de unos y la de otros, claro. Se trata de una habitual, no es nueva ella en esto de la agitación masiva, precisamente porque es la que mejor representa el testigo que la difunta Encarna de nuestras entretelas cedió a sus discípulos. Mucha mala baba y orgullo ultramontano. Encarna se reencarna -je, qué nivel- en ella aunque no es lo mismo, porque como Encarna nadie. Ella era el carisma con pelucón platino. A hostias, pero menudo carisma tenía la tipa. Y bueno, Cristina -que así se llama nuestra prota, como habrán imaginado- no tiene tanto de eso. Ni su innata capacidad de manipulación de las clases más feas y miserables. Pero por sus venas corre sangre germánica, y eso le da un saber estar recio y con aplomo. De eso no hay duda. Su corpulencia es lo de menos -no tiene el nervio que consumía las carnes de su maestra- y es que no vamos a ir por ahí, dios nos libre. Bueno, dios nos libre de ella, decíamos al principio. Porque el susodicho, Él, no envío la plaga y algo tendrá que hacer, digo yo, que no somos tan díscolos y no nos merecemos tamaño -perdón de nuevo- castigo.
Nos ha rebrotado esta úlcera debido a lo que vimos y escuchamos ayer nada más levantarnos de la cama. Como contertulia de un programa mañanero, la señora hacía balance de los nuevos nombramientos ministeriales del Gobierno de la Nación -fíjense en mi respetuosa utilización de las mayúsculas- hasta que llegó al de una tal Pajín que, dicho sea de paso, no es ni de lejos santa de nuestra no muy devota devoción. Total, que la susodicha doña se quedó a gustito. No contenta con llamarla niñata se destapó con las siguientes palabras: "su principal mérito es ser una gran abortista". Oh, yeah. Dicho argumento le valió para guiar su furibunda mirada hacía el resto de mujeres sin prole que ocupan cartera de ministra. Ahí está la clave de todo el caos en el que se ve sumido el país. Las mujeres de La Moncloa no tienen hijos. Y ya se sabe con esas... Todo rematado con una sonrisa relamida de la que se cree calculadora en el envite. Demasiado elegante estuvo el brasas Revilla, el superpresi cántabro que comparte debate con semejante lengua de fuego hecha moderna mujer cristiana del siglo XXI, al no poder corresponder más que con un simple: "pues sí que es fuerte lo que ha dicho", mirando ojiplático a la ojiplática presentadora que no tuvo más remedio que refugiar a su invitada al amparo de la libertad de expresión.
En fin, hay también que tener en cuenta que la pobre lleva tiempo enfurruñada al haber sido desplazada de su espacio de tarde en las Ondas Populares a los fines de semana, episodio de pataleta y lloros en las faldas de Rouco incluido. Acudió a él nada menos. Claro, su jefe, aunque rascó poco, a tenor de los resultados. Menuda está la Cope últimamente.
El caso relatado nos recuerda aquel memorable número 35 del Mondo Brutto, el Especial Reaccionario. En él Galactus y Grace trazaban un perfil de la macha cabría -del que supongo estará muy orgullosa doña Encarna, allí donde esté- en el que se aludía a datos tan ciertísimos como el de ser "madre de familia numerosa, ultra católica, ultra conservadora, de genio vivo y opiniones recias y fuertes", "la enorme locutora fundamentalista a mechas, se vende como la campeona de lo políticamente incorrecto", o "seguidora fanática de Comunión y Liberación". Semejante energúmena llegó en sus buenos tiempos a tener como invitado estrella a don Aquilino Polaino -no es un personaje de Escobar, advertimos-, un muy sabio profesor universitario encomendado a la buena causa de enderezar la conducta homosexual. Efectivamente, ¡como aquellos de los que hablamos en nuestro post dedicado a Brüno! Haberlos, haylos, incluso entre nosotros. Por todo ello, alzamos nuestra mirada y nuestra voz a las alturas: ¡¡oh, dios, líbranos de ella!!

Nos da tanto repelús que preferimos no reproducir gráficamente su tornasolada figura. Nos dacantamos, por tanto, por una imagen algo más alegórica y no tan impresionable.

martes, octubre 19, 2010

¿Dónde está la jodida tienda de discos?

Efectivamente, amigos. ¿Dónde está la jodida tienda de discos? es una pregunta que me sirve por duplicado para encabezar la siguiente parrafada. En primer lugar es una pregunta que me hice más de una vez durante mi visita este verano a California. Las confusas indicaciones de un colega -y mi espesa capacidad neuronal- tuvieron la culpa. El tipo, amante sufrido de la acaparación del vinilo y el disco de pizarra, me anotó un par de recomendaciones que no debía dejar pasar en la ciudad de San Francisco. Por supuesto, una visita a la famosa tienda Amoeba. La otra, algo más personal, me la reservo porque desgraciadamente ya ha cerrado, al menos en su versión primigenia. El caso es que de los días que pasé en Frisco una buena parte del tiempo lo malgasté intentando encontrar un ideal, una idea vaga del sótano prometido. La tienda de discos que nunca encontré. Error. La tienda de discos que no creí encontrar. En realidad, la tienda de discos en la que no pude entrar. Bah, no se preocupen, no traten de intentar entender algo.

El segundo significado de la pregunta en cuestión tiene que ver con el actual estado de las cosas en cuanto a presencia de tiendas vinílicas en nuestras vidas se refiere. Es una pregunta que lanzamos al aire fauna como el que escribe y que también viene a colación del documental I need that record, de Brendan Toller. Precisamente este tipo, alarmado por la progresiva desaparición de sus tiendas favoritas, las que siempre le rodearon, reflexiona acerca del devenir de la industria musical visitando fuentes tan reputadas como Thurston Moore, Ian MacKaye o, fíte tú, Noam Chomsky, que lo mismo vale para un roto que para un descosido. La peli no es más que un fan, dolido y desesperado, preguntándose qué va a ser de todos nosotros. Pues imagínate qué pasaría si el tinglado ni siquiera se hubiera puesto de moda, le diría yo. La pregunta igual ya tendría respuesta: en ningún lado, no queda ni una tienda. Vete a tu Fnac de Connecticut, tronco, se llame como se llame. Porque el caso es que hemos llegado hasta los inicios del nuevo milenio y tenemos todavía surcos que llevarnos a las orejas. Además, leo perplejo que el cassette vuelve, que ahí están sus cifras de ventas tras haberse celebrado ya el funeral del soporte. Grupillos underground los editan porque lo retro mola y la gente flipa bobinando los temas. Chachi. Lo importante, desde luego, es que el vinilo sobreviva como pueda y, claro está, permita que negocios pequeños, de barrio, también lo hagan. Porque amigos, aún somos legión los que necesitamos de vez en cuando llenarnos de mierda hasta el codo al bucear en polvorientas cajas de cartón llenas de elepés y sencillos de la prehistoria. ¿O no? ¿Hay alguien ahí? ¡¡No me dejen solo!!

lunes, octubre 11, 2010

Yo vi a Solomon Burke

Me quedo con eso. Con la sensación reconfortante de haber visto en primera fila a uno de los gigantes de la música popular de nuestro tiempo. Solomon Burke ha muerto, lo ha hecho cuando todavía le quedaba cuerda para rato, cuando estaba disfrutando por fin del reconocimiento unánime de crítica, industria y público. Sí, es una mierda, pero menos mal que pude verle a tiempo. Atravesó el acceso al recinto del festival Vía Jazz 2003 apoltronado en su limo negra para después apoltronarse en su trono sobre el escenario. Allí depositó sus 200 kilos de peso y dio comienzo a una fiesta de soul sudoroso y optimista. Así era él, sudaba con una sincera sonrisa en el rostro. Sudaba mucho, claro, y uno de sus más de veinte hijos reconocidos se lo secaba pacientemente como parte innegociable de la ceremonia. Aquella tarde cantó, predicó, sudó y lanzó rosas al respetable. Nosotros bailamos, cantamos y nos alegramos mucho de verle. Nos fuimos a casa tan contentos pues habíamos sido testigos de algo importante. Hasta siempre, Solomon Burke.

Como ilustraban sus propias palabras al recordar, en una entrevista con El País con motivo de aquel concierto, la elaboración de un elepé para Chess Records, Music to make love by: "Queríamos un disco para acompañar momentos íntimos. Así que llevamos parejas al estudio para que hicieran el amor y ajustamos el tiempo de los temas a sus ritmos sexuales: que nadie dijera que mi elepé no servía para lo que anunciaba. El sexo es una parte maravillosa de la vida y deseo que todos, sean o no miembros de mi Iglesia, sepan disfrutarlo. Ya sé que la Iglesia católica no piensa como yo, pero debería replanteárselo".

Aquí podréis encontrar una playlist del predicador del soul elaborada por Fernando Navarro.

viernes, octubre 08, 2010

La arquitectura habitada

Ayer asistimos en la sede madrileña de Caja Duero a una mesa redonda dentro del programa de la Semana de Arquitectura. Bajo el título de Fotografía y estrategia en la arquitectura, la charla informal estaba contextualizada por la exposición Poemas de luz del fotógrafo Ricardo Santonja, una muestra de imágenes que de manera itinerante venderá al mundo la nueva arquitectura hecha por y para los españoles. Entre el catálogo, cabe mencionar el ejercicio de metalenguaje fotográfico que supone contemplar fotografías de la misma rehabilitación de las oficinas centrales de Caja Duero. Con el propio Santonja entre los ponentes, junto a su colaborador Alberto Cubas, el profesor Jorge Roa o varios premios nacionales como M+H (Marta Maíz y Enrique Heredia) o Javier Terrados, el debate empezó a ponerse interesante justo cuando tuvimos que ausentarnos, momento en el que se hablaba de la arquitectura colonizada, la reflexión acerca del interés, tanto del arquitecto como del fotógrafo, en la continuidad en el tiempo de las obras terminadas. La gente dentro de los edificios. La gente ensuciando y moldeando sus casas. Porque ya son suyas, no del arquitecto de turno. ¿Existe la arquitectura sin la gente? Ahí nos quedamos.
Aunque seguiremos a buen seguro divagando acerca de esta materia, que lanzamos al ciberespacio para que se descomponga, aprovechamos que acaba de concederse el premio Julius Shulman a uno de los fotógrafos más de moda en esta disciplina, Iwan Baan, para ilustrar este post con una de sus limpias imágenes. Por último, nos despedimos en este punto porque tenemos una cita con el calvo Foster, sir Norman Foster. Veremos si el documental How much does your building weigh, Mr. Foster? arroja algo de luz sobre el tema. Por ahora pueden pasar el rato con este artículo de Vicente Verdú, que nos viene al pelo. Con perdón de Foster, claro.

martes, octubre 05, 2010

América redneck y el ataque de los dildos

Un tipo con pinta de mamarracho se abalanza sobre otro, más curtido y viril de pura cepa, pollón en mano. No es el suyo, sino un inmenso consolador negro de plástico. En realidad amenaza con dos grandes falos, uno en cada mano. No es una situación muy normal, desde luego, sino una maniobra en la que el "atacante" intenta reproducir una peligrosa, intimidante y "del todo habitual" tesitura en la que un feroz homosexual trata de violar a un indefenso y muy hetero ciudadano de bien.
Una de nuestras aficiones y temas recurrentes como analistas rigurosos de la sociedad global es simple y llanamente Estados Unidos de América. Aquí hemos versado las glorias de Steinbeck, las miserias del puritanismo más reciente, las bondades de su música y artes genuinas, las contradicciones en definitiva de un experimento social hecho país-continente, un inmenso microcosmos -¿o un reducido macrocosmos?- en el que parece estar todo contenido. A veces parece, sí, que USA=Planeta Tierra. Darse un garbeo por aquellas tierras corrobora esta perturbadora idea. Logras así entender un poco el comportamiento de esa especie que lleva inoculado en su código genético el chip del americacentrismo.
Todo este rollo para una vez más alucinar con alguna de sus más divertidas puestas en escena. Hablamos de Brüno, la película que afianzó la fama del humorista Sacha Baron Cohen y que reproduce secuencias tan absurdas y descacharrantes como la que nos ha servido de introducción. Como un sucedáneo del falso documental, subproducto del género que tiende a difuminar las líneas de la manipulación y que no siempre alumbra experimentos saludables, el film tiene claras intenciones bufonescas, de mera provocación y parodia de la sociedad bienpensante o al menos de algunos sectores como el de la moda, pero en su proceso de dejar en cueros parte de la más pacata sociedad yanqui descojona y acojona comprobar cómo unos padres no tuercen el bigote ante el hecho de que sus hijitos tomen partido en un anuncio publicitario ataviados con indumentaria nazi, o que haya asociaciones dispuestas a enderezar la conducta gay -dirigidas por cierto por señores muy formales y ya canos que no pueden ocultar sus ojos rijosos ni su reprimido sentimiento homo-, o que el estereotipo del redneck con gorra y rifle se ajuste pelo a pelo a la cruda realidad, o que todavía tenga peso y espacio en las comunidades algo tan pintoresco como el concepto de la supremacía blanca. O que haya gente que no dude en dar clases de autodefensa personal a un tipo que pide poder identificar a los gays por la calle, un tipo como Brüno que se lleva a clase un par de dildos porque por supuesto los gays atacan a la gente formal por la espalda para después violarlas con grandes pollas de plástico.

miércoles, septiembre 29, 2010

Ruidaco del bueno: felices en la charca de barro

Hoy me he quitado por fin la pulsera del TurboRock. Un festival raro raro que ha durado casi una semana pero que en realidad nos ha tenido concentrados en el Rock Kitchen de Madrid apenas tres sesiones y en días de diario. El plato fuerte de ayer, y con el permiso de los Young Fresh Fellows, fue Mudhoney, uno de mis grupos favoritos desde que me metí en aficiones ruidistas, para que lo sepan ustedes. Era la segunda vez, pocas han sido la verdad, que me enfrentaba a estos reyes pobres del grunge y salí tambaleando. El espectáculo sonoro en una sala de pequeñas dimensiones como la madrileña hacía pensar por momentos que habíamos retrocedido en el tiempo y nos encontrábamos en 1995, o antes, o que en cualquier instante podría aparecer por el escenario qué sé yo, Nirvana o Green River. No aparecieron -imagínense qué sustito- porque Mark Arm, Steve Turner, Dan Peters y Guy Maddison -qué le vamos a hacer, echamos de menos a Matt Lukin al bajo- siguen siendo los auténticos supervivientes de la generación Seattle, al menos los más aferrados al terruño, el que vendió a medio mundo la imagen de vaquero raído y distorsión garagera. Más allá de por su propuesta musical, Mudhoney siempre me cayó bien por ser la única banda que se encontró a gusto con la etiqueta del grunge. Ellos lo eran, les pareció divertido y jamás se perdieron en lamentaciones. Tenían sentido del humor, les gustaba hacer el payaso y jamás daban la impresión de saber lo que era una depresión. Igualito que sus compis de hornada. Además, tenían talento. Y aún lo conservan, intacto como su aspecto, cultivado a base de decibelios y supongo que bastante cerveza. Parecen los mismos de siempre, todavía se les puede calificar como los "campeones del fuzz y el feedback" como les define Mark Deming en su crítica para allmusic del último disco lanzado hasta la fecha: The Lucky Ones. Así salimos anoche después de hora y media de ruidaco del bueno, cerdos tras chapotear en una bonita charca de barro, como su propio nombre indica.
Observen el disco de la semana, su colosal antología March to Fuzz. Ahí está todo. Chapoteen con alegría.



Touch me, I'm sick, su gran himno. El himno hedonista de la generación X.

martes, septiembre 28, 2010

No olvides las palomitas: hoteles de cine

El imprescindible portal Design Hotels lanzó hace semanas una particular iniciativa que a Repámpanos llamó la atención por nuestra afición tanto al séptimo arte como al mundo de la hotelería en general. Se trata de un concurso en el que, entre otras cosas, se vota la escena de hotel (cinematográfico) favorita para, en un siguiente nivel, pasar a recrearla en una fotografía. Las mejores imágenes serán expuestas en los hoteles de Berlín adheridos al portal con motivo de la Berlinale del año que viene.

Por ahora este es el top five de las escenas votadas:

1- Lost in Translation - la escena de la japo pirada de las medias
2- The Shining (El Resplandor) - la escena del loco carioco completamente poseído
3- The Hangover (Resacón en Las Vegas) - la escena del caótico despertar
4- Inception (Origen) - la escena de ingravidez, una de tantas
5- Psycho (Psicosis) - la escena de la ducha

¿Estás de acuerdo con esta lista? ¿Tienes otra escena favorita? A nosotros se nos ocurre alguna que otra más: los encuentros en el Les Rives de Notre Dame entre Belmondo y Seberg en Al final de la escapada, la Garbo y John Barrimore en Grand Hotel, Cary Grant y Ginger Rogers haciendo el payaso en Me siento rejuvenecer, las escenas de motel de No es país para viejos, las enseñanzas en Scarface de Manny Rivera a Tony Montana en el Fontainebleau de Miami, las fuentes del Bellagio en Ocean's Eleven, la escena del piano del Regent Beverly Wilshire en Pretty Woman, las intrigas de habitación en Charada...

lunes, septiembre 27, 2010

Culos dentro: acción a cámara lenta

Tras la buena acogida de Pechos dentro, iniciamos la semana con una nueva muestra de cultura con mayúsculas. Que lo pasen bien (a base de azote limpio).

Si se ponen nerviositos, siempre les queda la opción de acelerar el vídeo con el cursor. Eso sí, se perderán el voluptuoso movimiento de las nalgas expuestas.

SHOWstudio: The Fashion Body - Buttocks from SHOWstudio on Vimeo.

lunes, septiembre 20, 2010

¡No te la menees en Delawere!

¿Qué nos deparará el futuro? Los agoreros catastrofistas del nuevo siglo y los visionarios futuristas del pasado se han venido dedicado a pintar un mundo feo feísimo, cada cual desde su óptica, reduccionista y casi siempre interesada la primera, desgraciadamente certera la segunda. Sin embargo, tenemos hoy indicios para pintar una tercera vía poco explorada en las predicciones de unos y otros. El puritanismo más pacato empieza a tener demasiados adeptos y sólo la chufla y el descojoncio ayudan a la gente normal a tragar semejante bola. Un nuevo caso es el maremoto que empieza a causar ese conjunto de rednecks forrados de pasta que se esconde bajo el pintoresco nombre del Movimiento Tea Party. Nos quejamos nosotros de nuestras rencillas históricas y estos tipos se bautizan a sí mismos con una etiqueta nacida en el siglo XVII. Glups. Entre las muchas muestras de presión ejercidas sobre el cada vez más pálido Obama, e incluso sobre el mismo Partido Republicano, inventan una nueva al lanzar al estrellato a una clon de la Palin, esta vez con sede en el Estado de Delawere, la tal Christine O'Donnell cuya más destacada credencial es luchar a saco contra la masturbación. Por supuesto, la flamante y sonriente ganadora de las primarias empuña el catecismo de rifle, Biblia y abolición del estado, tres vértices atizados en forma de ira divina en un sólo rayo que también contiene sus correspondientes ingredientes de homofobia, racismo, ultracapitalismo, pánico bolchevique y alguna que otra lindeza nacida al calor de un hogar ultraconservador, esculpida en el seno de una familia con valores donde el fanatismo siempre es bienvenido. Y el dinero, que estos casi nunca andan cojos. Sin entrar a analizar si el Partido Demócrata, a la larga, se beneficiará más o menos del ascenso popular de este tipo de piradas con traje de chaqueta, si el Partido Republicano está siendo igualmente perjudicado en todo este embrollo que esconde cantidad de intereses económicos, si estas luchas al final servirán para purgar extremismos, lo que nos fascina una vez más es la capacidad de América -nos gusta sentir la inercia de tomar el todo por la parte- para dar espectáculo entendiendo también que este tipo de fenómenos -de Obama a la Palin- no son en sí mismos contradictorios del todo, sino que son el resultado de la incuestionable idiosincrasia de un pueblo que lleva el abanderamiento de sus propios ideales, sean cual sean, en los genes. El individualismo sigue su curso. Y el rebaño detrás. Una predicadora del mal con pinta de ama de casa sureña nos apunta con el dedo. Ni se te ocurra meneártela en mi estado. Aunque sea uno de los de más tradición ilustrada y liberal del país. Ay, Labordeta, qué raro eras al otro lado del charco, qué poco te parecías a estas señoras yanquis con moño.

jueves, septiembre 16, 2010

Palabra de Steinbeck (Parte I)

Tras la frivolidad de los últimos días, nos podemos sentidos. Confieso que no había leído nunca Las uvas de la ira, la colosal obra que supuso para el escritor estadounidense John Steinbeck el Premio Pulitzer en 1940 y que a la postre fue decisiva para que recibiera el Nobel de Literatura más de veinte años después. La oportunidad ahora, una vez concluido nuestro viaje por California, parecía inexcusable. Además, la situación de crisis internacional y los consecuentes retrocesos en derechos y libertades hacía el común de los mortales han hecho de su lectura un sorprendente y emocionante ejercicio de actualización histórica. Los Joad están más en boga que nunca. Su peripecia vital, sus vicisitudes calamitosas, su heroica procesión a la búsqueda de un soplo de justicia y libertad, su persistencia y sus dimensiones épicas les hace trascender su momento cronológico y colocarse como símbolo de nuestros días, desgraciadamente sin demasiados visos de cambio. Aquí les dejamos con algunos breves pasajes de la novela sabiendo que hacemos de nuevo honor a los dictados de todo buen blog: la concisión y el sentido visual. Nos los pasamos por el forro. Toma ya. Palabra de Steinbeck.

“Las causas yacen en lo más hondo y son sencillas: las causas son el hambre en un estómago, multiplicado por un millón; el hambre de una sola alma, hambre de felicidad y un poco de seguridad, multiplicada por un millón; músculos y mente pugnando por crecer, trabajar, crear, multiplicado por un millón. La función última del hombre, clara y definitiva: músculos que buscan trabajar, mentes que pugnan por crear algo más allá de la mera necesidad: esto es el hombre. Levantar un muro, construir una casa, una presa y dejar en el muro, la casa y la presa algo de la esencia misma del hombre y tomar para esta esencia algo del muro, la casa, la presa: músculos endurecidos por el trabajo, mentes ensanchadas por la asimilación de líneas nítidas y formas que fueron parte de la concepción de la obra. Porque el hombre, a diferencia de cualquier otro ser orgánico o inorgánico del universo, crece más allá de su trabajo, sube los peldaños de sus conceptos, emerge por encima de sus logros. Se puede decir que cuando las teorías cambian, se desmoronan, cuando las escuelas y las filosofías, cuando oscuros callejones estrechos de pensamiento, nacional, religioso, económico, crecen y se desintegran, el hombre extiende una mano, avanza tambaleante, penosamente, a veces en dirección equivocada. Habiendo dado un paso adelante, puede resbalar, pero sólo medio paso, nunca dará el paso entero hacia detrás. Esto se puede decir del hombre y se sabe. Es evidente cuando las bombas caen de los negros aviones en medio de la plaza del mercado, cuando se ensarta a los prisioneros como si se tratara de cerdos, cuando los cuerpos aplastados se desangran entre la suciedad y el polvo. De esta forma se puede uno dar cuenta. Si no se diera ese paso, si el dolor de avanzar a trompicones no fuera algo vivo, las bombas dejarían de caer estando vivos los que las arrojan, porque cada una de las bombas es la prueba de que el espíritu no ha muerto. Y teme el momento en que las huelgas dejen de producirse mientras los grandes propietarios siguen vivos, porque cada pequeña huelga aplastada es la prueba de que se ha dado el paso. Puedes saber esto: teme el momento en que el hombre deje de sufrir y morir por un concepto, porque esta cualidad es la base de la esencia humana, esta cualidad es el hombre mismo, y lo que le diferencia en el conjunto del universo."

"Y los grandes propietarios, los que deben ser desposeídos de su tierra por un cataclismo, los grandes propietarios con acceso a la historia, con ojos para leer la historia y conocer el gran hecho: cuando la propiedad se acumula en unas pocas manos, acaba por serles arrebatada. Y el hecho que siempre acompaña: cuando hay una mayoría de gente que tiene hambre y frío, tomará por la fuerza lo que necesita. Y el pequeño hecho evidente que se repite a lo largo de la historia: el único resultado de la represión es el fortalecimiento y la unión de los reprimidos. Los grandes propietarios hicieron caso omiso de los tres gritos de la historia. La tierra fue quedando en menos manos, aumentó el número de los desposeídos y los propietarios dirigieron todos sus esfuerzos a la represión. El dinero se gastó en armas, y en gasolina para mantener la vigilancia en las enormes propiedades y se enviaron espías que recogieran las instrucciones susurradas para la revuelta, de forma que ésta pudiera ser sofocada. La economía en proceso de cambio fue ignorada, al igual que los planes del cambio; y sólo se consideraron los medios para extinguir la revuelta, mientras persistían las causas de la misma.
Se incrementó el número de tractores que dejan a la gente sin trabajo, de líneas de transporte que acarrean las cargas, de máquinas que producen; más y más familias corrieron por las carreteras, buscando las migajas de las grandes propiedades, ansiando las tierras a los lados de los caminos. Los grandes propietarios formaron asociaciones para protegerse y celebraron reuniones en las que discutían formas de intimidación, de asesinato, de gasearles. Y siempre temerosos de que surgiera un jefe..., trescientos mil..., si alguna vez se unen bajo un líder..., el fin. Trescientas mil personas, hambrientas y abatidas, si alguna vez llegan a tomar conciencia de ellos mismos, la tierra será suya. Y no habrá gas ni rifles suficientes para detenerlos. "

"Ya lo sé, Madre. Lo estoy intentando. Pero esos ayudantes del sheriff... ¿Has visto uno alguna vez que no tuviera el culo gordo? Y menean el culo y muestran su revólver por ahí. Madre -dijo-, si ellos estuvieran trabajando con la ley, lo podríamos soportar. Pero no es eso. Su trabajo es minarnos la moral. Intentan que estemos encogidos, arrastrándonos como una perra apaleada. Tratan de destrozarnos. Por Dios, Madre, llega un momento en que lo único que uno puede hacer para conservar la dignidad es atizarle a un policía. Nos están comiendo la dignidad."

"Tranquilo -dijo ella-. Debes tener paciencia. Mira, Tom... nosotros, nuestra gente, seguirá viviendo cuando estos otros hayan desaparecido. Escucha, Tom, nosotros somos la gente que vive. No nos pueden borrar del mapa. Nosotros somos la gente, nosotros seguimos adelante.
-Nos apalean continuamente.
-Ya lo sé -Madre rió entre dientes-. Quizás es lo que nos hace fuertes. Los ricos van y se mueren y sus hijos no sirven para nada y van desapareciendo. Sin embargo, Tom, nosotros seguimos surgiendo. No te inquietes, Tom. Llegan nuevos tiempos, distintos."

"Ahora las personas que estaban en movimiento, que iban en busca de algo, eran emigrantes. Las familias que habían vivido en una pequeña parcela de terreno, que habían vivido y habían muerto en un espacio de cuarenta acres, que habían comido o pasado hambre con lo que producían esos cuarenta acres, tenían ahora todo el oeste para recorrerlo a sus anchas. Y se extendían presurosas, buscando trabajo; las carreteras eran ríos de gentes y las cunetas a los bordes eran también hileras de gente. Tras estas gentes venían otras. Las grandes carreteras bullían de gente en movimiento. Allá en el medio oeste y el suroeste había vivido una población sencilla y campesina a la que no había afectado el cambio de la industria, que no había trabajado la tierra con maquinaria, ni conocido la fuerza y el peligro que las máquinas podían adquirir estando en manos privadas. No habían crecido en las paradojas de la industria. Sus sentidos todavía percibían con claridad lo ridículo de la vida industrial.
Y entonces, de pronto, las máquinas los expulsaron y ellos invadieron las carreteras. El movimiento les hizo cambiar; las carreteras, los campamentos a orillas de los caminos, el temor al hambre, la misma hambre, les transformaron. Cambiaron porque los niños debían pasarse sin cenar y por estar en constante e incesante movimiento. Eran emigrantes. Y la hostilidad les hizo diferentes, los fundió, los unió: la hostilidad que hacía que en los pequeños pueblos la gente se agrupara y tomara las armas como para rechazar a un invasor, brigadas con mangos de picos, dependientes y tenderos con escopetas, protegiendo el mundo contra su propia gente (...) Dijeron: esos malditos son sucios y ignorantes. Son unos degenerados, maníacos sexuales. Estos condenados son ladrones. Roban todo lo que tienen por delante. No tienen el sentido del derecho de la propiedad.
Y esto último era cierto, porque ¿cómo puede un hombre que no posee nada conocer la preocupación de la propiedad? Y gentes a la defensiva dijeron: Traen enfermedades, son inmundos. No podemos dejar que vayan a las escuelas son forasteros. ¿Acaso te gustaría que tu hermana saliera con uno de ellos? (...)
Los pequeños agricultores que no poseían industrias conserveras perdieron sus fincas, que pasaron a manos de los grandes propietarios, los bancos y las companías que al propio tiempo eran los dueños de las fábricas de conservas. Con el paso del tiempo, el número de las fincas disminuyó. Los pequeños agricultores se trasladaron a la ciudad y estuvieron allí un tiempo mientras les duró el crédito, los amigos, los parientes. Y después ellos también se echaron a las carreteras. Y los caminos hirvieron con hombres ansiosos de trabajo, dispuestos incluso a asesinar por conseguir trabajo. Y las compañías, los bancos fueron forjando su propia perdición sin saberlo. Los campos eran fértiles y los hombres muertos de hambre avanzaban por los caminos. Los graneros estaban repletos y los niños de los pobres crecían raquíticos, mientras en sus costados se hinchaban las pústulas de la pelagra. Las compañías poderosas no sabían que la línea entre el hambre y la ira es muy delgada. Y el dinero que podía haberse empleado en jornales se destinó a gases venenosos, armas, agentes y espías, a listas negras e instrucción militar. En las carreteras la gente se movia como hormigas en busca de trabajo, de comida. Y la ira comenzó a fermentar.”


"–¿Oísteis lo que decía aquel periódico sobre «agitadores al norte de Bakersfield?» –Claro –dijo Wilkie–. Dicen cosas así continuamente. –Bueno, yo estaba allí. No había agitadores ni por casualidad. Lo que ellos llaman rojos. ¿Qué coño son rojos de todas formas? Timothy aplanó un pequeño promontorio del fondo de la zanja. El sol hacía brillar su blanca barba hirsuta. –Hay muchos que quisieran saber lo que son rojos –rió–. Uno de nuestros chicos lo averiguó –aplanó suavemente con la pala la tierra amontonada–. Un tipo llamado Hines... tiene unos treinta mil acres, melocotones y uvas, una conservera y un lagar. Estaba todo el tiempo hablando de «esos condenados rojos». «Esos rojos de mierda están llevando el país a la ruina» –decía–, y «tenemos que echar a estos rojos cabrones de aquí». Un día le estaba oyendo un joven recién llegado al oeste. Se rascó la cabeza y le dijo: «Señor Hines, yo llevo por aquí poco tiempo. ¿Qué son los malditos rojos?» Pues bien, Hines le contestó: «¡Un rojo es un hijo de puta que pide treinta centavos por hora cuando lo que pagamos son veinticinco!» El joven se lo pensó, se rascó la cabeza y dijo: «Bueno, señor Hines, yo no soy un hijo de puta, pero si eso es lo que es un rojo... pues yo quiero treinta centavos por hora. Todo el mundo lo quiere. Diablos, señor Hines, todos somos rojos»".

"La podredumbre se extiende por el Estado y el dulce olor es una desgracia para el campo. Hombres que pueden hacer injertos en los árboles y hacer la semilla fértil y grande, no saben cómo hacer para dejar que gente hambrienta coma los productos. Hombres que han creado nuevos frutos en el mundo no pueden crear un sistema para que sus frutos se coman. Y el fracaso se cierne sobre el Estado como una enorme desgracia. Los frutos de las raíces de las vides, de los árboles, deben destruirse para mantener los precios y esto es lo más triste y lo más amargo de todo. Cargamentos de naranjas arrojados en el suelo. La gente vino de muy lejos para coger la fruta, pero no podía ser. ¿Cómo iban a comprar naranjas a veinte centavos la docena si podían salir y recogerlas? Y hombres con mangueras arrojan chorros de queroseno en las naranjas y se enfurecen ante semejante crimen y se enfadan con la gente que ha venido a por la fruta. Un millón de personas hambrientas, que necesitan la fruta... y el queroseno rociado sobre las montañas doradas. Y el olor a podrido llena el campo. Quemar café como combustible en los barcos. Quemar maíz para calentarse, hace un cálido fuego. Tirar patatas a los ríos y poner vigilantes a lo largo de las orillas para evitar que la gente hambrienta las pesque. Matar a los cerdos y enterrarlos y dejar que la putrefacción se filtre en la tierra. Eso es un crimen que va más allá de la denuncia. Es una desgracia que el llanto no puede simbolizar. Es un fracaso que supera todos nuestros éxitos. La tierra fértil, las rectas hileras de árboles, los rubustos troncos y la fruta madura. Y niños agonizando de pelagra deben morir por no poderse obtener un beneficio de una naranja. Y los forenses tienen que rellenar los certificados – murió de desnutrición– porque la comida debe pudrirse, a la fuerza debe pudrirse. La gente viene con redes para pescar en el río y los vigilantes se lo impiden; vienen en coches destartalados para coger las naranjas arrojadas, pero han sido rociadas con queroseno. Y se quedan inmóviles y ven las patatas pasar flotando, escuchan chillar a los cerdos cuando los meten en una zanja y los cubren con cal viva, miran las montañas de naranjas escurrirse hasta rezumar podredumbre; y en los ojos de la gente se refleja el fracaso; y en los ojos de los hambrientos hay una ira creciente. En las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando y se vuelven pesadas, cogiendo peso, listas para la vendimia."

La segunda parte de Palabra de Steinbeck estará dedicada a la Ruta 66.

martes, septiembre 14, 2010

McEnroe

Qué, ¿han visitado ya Topless Tuesday? Todavía están a tiempo. Mientras, hoy que es un día de resaca tenística, nos apetece recordar la personalidad de un grande de este deporte: John McEnroe, en versión James Dean. Un rebelde, un tipo que nos divirtió muchísimo.

lunes, septiembre 13, 2010

Pechos fuera

¡Viva la vuelta al cole! Otra vez enderezando el camino de Repámpanos días después, retomo una incipiente costumbre que espero que os sea de gran ayuda o, cuanto menos, que les provoque la suficiente admiración para saber encontrar el espíritu festivo de tal popurrí de contenidos que venimos mostrando en los últimos tiempos. El sexo vende como nada, estamos en crisis y Repámpanos es capaz de publicar los más variados temas sin que le tiemble el bigote. Hoy le ha tocado el turno a este bonito blog que hemos descubierto, atención, buscando tendencias hoteleras. Internet nunca deja de sorprendernos. Así que no piensen mal, en realidad nuestras aficiones internautas son mucho más depravadas y salvajes que lo que esta bitácora titulada Topless Tuesday muestra semanalmente. En efecto, se trata de un rinconcito entrañable donde cada martes y de manera puntual se cuelgan imágenes protagonizadas por féminas destapadas, o destetadas. Toda una rutina que consideramos interesante. Veremos mañana qué nos depara...

viernes, septiembre 03, 2010

Brom, brooommmm!!!

Qué bonito y qué bien huele. Aquí tenemos el cartelazo del festival garagero más chupilongui del momento: TurboRock! Mudhoney, Redd Kross y Soundtrack of our Lives, así, sin comerlo ni beberlo. De aperitivo, Los Coronas. Entremeses, Young Fresh Fellows. De postre: Los Chicos. Cantabria, Valencia y Madrid. ¿Iremos? Repámpanos no puede faltar a esa cita.

viernes, agosto 27, 2010

La belleza del horror

Un niño empapado sobre un fondo difuminado. El agua que le cala hace resaltar su piel morena, su abdomen y su ombligo hinchado. También el amarillo intenso de los mangos que sostiene en sus brazos a modo de capazo.

Las lágrimas recorren el rostro en primer plano de una niña. Mira a cámara fíjamente y llora porque le acaban de pinchar la inyección contra la enfermedad del sueño. Sus ropajes, aunque desenfocados, llaman la atención por su colorido exótico.

Una porción de tierra con forma y textura de pan de pita está rodeada por completo de un agua marrón. O gris. Sobre el pan de pita se ve una estampa casi de belén navideño. Unos pocos animales, un chamizo, lo que parecen unas figuritas con forma humana. Son humanos de verdad, una familia aislada en su granja y la foto está tomada desde un helicóptero de la Armada.

Las impactantes instantáneas del desastre natural y humano de Pakistán o el artículo de fondo dedicado a la situación calamitosa de la República Centroafricana, ambos en El País del domingo pasado, son sólo dos ejemplos de cómo nuestro mundo es capaz de arrancar destellos de belleza en el más absoluto de los desastres. Es más, muchas veces parece que es más sencillo encontrarla en este tipo de situaciones que en lugares de paz, equilibrio y orden. ¿Cómo es posible esta paradoja? ¿Es un acierto del fotógrafo inspirado? ¿Es aconsejable publicar este tipo de imágenes que a lo mejor no son capaces de apelar a la reflexión? No tengo respuestas, como casi siempre. Yo, por si acaso, prefiero dejar este post sin fotos. Las que describo al principio, y algunas otras que acompañaban los reportajes, eran excelentes fotografías. Sin embargo, algo en mí se extrañó mientras pasaba las páginas. Me interesaba la composición, el colorido, la decoración, y no acertaba a entender del todo que ahí dentro había drama a flor de piel, la representación del dolor de millones de personas. Había demasiada perfección entre tanto caos. Todas parecían una puesta en escena. Seguro que los foteros no tienen la culpa, ni de coña, son buenísimos, pero es la sensación dada. Los niños haciendo cola en los campamentos. La gente chapoteando en el fango. La desnutrición personificada. Las siluetas del esfuerzo y la supervivencia. Los ojos. Bueno, esos ojos no son los de unos actores. Son de verdad.

Para completar: las mejores imágenes del World Press Photo 2010

miércoles, agosto 25, 2010

¡¡VIVA LAS VEGAS!!

Nos va la inconstancia y la falta de disciplina. Quién sabe si con este vídeo, aún continuando con el hilo de entregas relacionadas con California y sus entretelas, no estaremos destapando una serie de entregas picantonas y de contenido ruborizante. Veremos. Por ahora les dejamos con esta maravilla extraída de la colección The Fashion Body de SHOWstudio: los pechos de la fotógrafa Alice Hawkins (no los suyos, sino otros...).
Lo dicho, pinchen sobre la imagen: ¡¡Viva Las Vegas!!

martes, agosto 24, 2010

Chaparrón de estrellas en Joshua Tree

Les ofrecemos una magnífica muestra de la técnica del time-lapse tan empleada últimamente gracias también a las posibilidades de las nuevas cámaras fotográficas de última generación. Además, a la espera de próximas crónicas que resuman y testimonien nuestro periplo californiano, qué mejor escenario que el desierto de Joshua Tree.

Joshua Tree Under the Milky Way from Henry Jun Wah Lee on Vimeo.

viernes, agosto 13, 2010

Visitar el Imperio provoca resaca

Semanas después de regresar del Imperio, aún percibo un poso de compulsiva desazón en mi interior. Visitar de vez en cuando el paraíso del consumismo, los United Estates para más señas, ayuda a potenciar aquello para lo que hemos sido entrenados, al menos en este rincón del planeta. Este vídeo de La historia de las cosas, con unos añitos ya de correteo por la red, por muy infantiloide y bobo que parezca, quiere recordarnos que en un principio nuestro papel en la ingeniería del mundo era otro. Sin embargo, una vez visto e interiorizado, reflexionado sobre lo pestilente que es el sistema y acordado con uno mismo que vamos a ser fuertes y vamos a empezar a enarbolar la bandera del buen juicio que contribuya a equilibrar tanto sindios, comenzamos de nuevo a segregar espuma por la boca y los ojos se nos nublan ante la perspectiva de un día más en nuestra querida burbuja de los bienes de consumo. ¡A tomar viento, me voy de compras!



Ideas descabelladas a eliminar de nuestras conciencias:
- Obsolescencia planificada (bah)
- Obsolescencia percibida (bah)
- La publicidad sirve para que nos demos cuenta de lo infelices que somos (y los espejos qué?)
- La tele no mola (sin comentarios)
- Las sustancias tóxicas son caca. (Algunas están muy ricas)
- Todo a la basura (eh, deberían ver mi casa, no tiro ni los palos que me encuentro por la calle)
- El sistema está en crisis. (¡Já!)

Idea incólume:
- Todo se puede arreglar si vamos de compras.
- Somos una mierda. (Sí, esto sí es cierto).

Fundar la iglesia de Víctor Lebow. Gracias, oh dios, por salvarnos de un mundo gris y normal, una pesadilla de ordenadores que no se rompen, de pantalones que nunca pasan de moda y de coches que se ajustan a la lógica ambiental. Puaj, qué asco me da sólo de pensarlo.
"Nuestra economía, enormemente productiva, exige que hagamos del consumo nuestro estilo de vida, que convirtamos el comprar y utilizar bienes en auténticos rituales, que busquemos nuestra satisfacción espiritual, la satisfacción del ego, en el consumir... necesitamos que se consuman cosas, se quemen, se sustituyan, y se tiren, todo ello a un ritmo cada vez más rápido". Lebow dixit, 1955.

martes, agosto 10, 2010

Gainsbourg, el provocador. Gainsbourg, el seductor.

Érase un hombre a una gran nariz pegado. Debajo de ella, un cigarro perenne. Sobre la gran nariz y el cigarro humeante, unas bolsas que acumulan noches insomnes de piano y sábanas revueltas. A los lados, enormes orejas para un ser tan insignificante. Una gabardina. Un susurro. Con esta breve descripción uno podría empezar a conocer al personaje, pero ni siquiera la película Gainsbourg, vida de un héroe puede hacer que conozcamos de verdad a Lucien Ginsburg, esa criatura inclasificable capaz del éxtasis y del sonrojo. Sin embargo, la primera película del historietista Joann Sfar es un entrañable y original acercamiento a la biografía del compositor francés sin llegar a ser un biopic al uso. Sin triquiñuelas ni obsesiones cronológicas, el director elabora un personal y onírico colage desde su visión de fan y la cosa funciona. El armazón del (anti)héroe queda indemne gracias al asombroso mimetismo de Eric Elmosnino –veterano de la escena gala-, un auténtico clon del músico capaz de tener su misma caída de ojos pero también de interpretar sus temas sin ceder peso artístico. Por su parte, las féminas que acompañan al devorador de mujeres embellecen aún más la puesta en escena, cuidada y clásica a la vez sin llegar a sobrepasar los 700 planos en total. ¡Menuda está Laetitia (curiosamente una canción del mismo Serge Gains) en su papel de la Bardot! Una pena la tragedia de Lucy Gordon, que encarnó a Jane Birkin poco antes de quitarse la vida. Además, en la peli no falta el humor, socarrón, cirroso y hasta infantil del protagonista y de su misma familia. En definitiva, un delicioso entretenimiento veraniego para detenerse un rato o alargar las noches calentorras que nos asolan al compás de los susurros de este pequeño gran refinado cavernícola.


Uno de los episodios más insolentes de Gainsbourg. La pobre Whitney Houston empeza a saborear el precio de la fama.



Voilà! Gainsbourg quema en directo un billete de 500 francos.



Voilà! Gainsbourg arremete con una versión reggae de La Marsellesa que creó un pelín de polémica. Cuando pujó por el manuscrito original del himno pudo demostrar que realmente tenía razón al cantar "Aux Armes et Caetera (A las armas, etcétera)"



Su Nazi Rock del disco Rock Around the Bunker


El Bonnie&Clyde con la Bardot.

Un hotel de lo más particular.

En contacto desde muy temprano con la cultura y las artes, Gainsbourg en seguida también empezó a frecuentar las calles y el ambiente del lumpen. El surrealismo, su encontronazo con Boris Vian y el redescubrimiento de sus dotes para la música acabaron de moldear al personaje. La mezcla agitada con talento en un contenedor que a la vez se autocastiga le convierte en un príncipe feo pero irresistible, galán y despojo, poeta y bufón. Todo un mito.

jueves, agosto 05, 2010

Otro momento infame de una época miserable: larga vida a El Ambigú

Qué le voy a hacer. De manera voluntaria me sometí durante mi periplo vacacional por tierras norteamericanas a un férreo boicot informativo. No quise saber nada del mundo más allá de los partes meteorológicos que nos auguraban temperaturas infernales en los desiertos y rachas de viento fresco en las playas angelinas. Aislamiento total sin más filtraciones que las provocadas por un vistazo furtivo a la portada de algún periódico yanqui o por las dosis wifi que mis compañeros de viaje se enchufaban siempre que podían como metadona ciberespacial. El caso es que tras el aterrizaje a la realidad este pasado fin de semana aún no debo haberme desperezado del todo y continúo con la inercia de vivir en una burbuja. Sin embargo, ayer una noticia con varios días de caducidad salta sobre mí: El Ambigú fulminado. No doy crédito. Releo y efectivamente, el programa que Diego A. Manrique lleva emitiendo durante los últimos 18 años en Radio 3 cierra. No cierra, ¡lo cierran! La sorpresa que precedió a la tristeza conduce rápidamente a la indignación al descubrir el estado de las cosas. Los reajustes, los balances, las políticas de gastos, las nuevas direcciones… El cuento de siempre. Las formas de siempre. ¿Por qué no tienen el valor de presentarse ante el respetable y esgrmir sus razones para tomar semejante decisión? Se la suda. ¿No se dan cuenta que un espacio así es ya patrimonio de mucha gente? ¿Que es un producto cultural de enorme valor que merece un trato algo más digno? Lo sabrán, no son estúpidos, pero ¿qué más les da? Borrón y cuenta nueva. Al parecer más saneada, se supone. Cobardes como ellos solos esperan a mitad de verano para hacer languidecer el programa con episodios grabados y ni siquiera dar oportunidad a su creador de despedirse con normalidad o simplemente decir esta boca es mía, para tener éste que recurrir a una treta en pleno sofocón y conseguir por fin su epílogo más o menos decente. Qué vergüenza. Así está el Ente, oigan. Otro motivo más para tener muy claro que yo no quiero tele ni radio pública. Paso. ¿Cuál es la diferencia? Al menos nos ahorraríamos una pasta y el gustazo de no mantener con nuestros sueldos las carreras de advenedizos, listillos, progres de pacotilla y nuevos yuppies modernetes. Les aterra el talento y la sabiduría. Está más que comprobado. Que les den, que ya bastante nos dan a nosotros. Ahora nos imponen el silencio de El Ambigú, un rincón de máxima libertad musical y artística, un rincón librepensador y agitador de emociones, un programa de radio con dos cojones que daba sopas con honda a cualquier churro radiofórmula, un monumento cultural sin fronteras ni prejuicios, tan sólo los expresados de vez en cuando y sin tapujos por el propio Manrique, con lo que tampoco eran prejuicios demasiado traicioneros. En una misma hora de El Ambigú uno podía bailar bachata, dislocarse el cerebro con las progresiones de Albert Ayler, escuchar las grabaciones ignotas de algún pope de la música española, desparramar con Led Zeppelin, flipar con sonidos exóticos recién sacados de la maleta de viaje, tumbarse a la bartola a ritmo de reggae, ponerse firme delante del señor Dylan, melancólico con Richard Hawley o emocionarse con alguna que otra confidencia personal mientras se resquebrajaba su aparente tosquedad.
Con esta putada me deben varios cursos más de convalidación musical, ¿a quién los reclamo? Mi formación está básicamente forjada gracias a dos o tres de colegas, a mi lógico aunque mínimo porcentaje autodidacta y a El Ambigú. Tal cual. Joder, si los pocos pinitos que he dado en el mundo radiofónico los he dado interiorizando sin querer el soniquete de su inconfundible dicción. Estoy seguro de que echaré de menos el programa, pero no así a su conductor porque no le imagino fuera de micro demasiado tiempo. El problema es el lugar, ¿qué maldito lugar podrá acoger tanta independencia?
Como él mismo ha expresado, vivimos una “época miserable”, así que desde este mi humilde espacio libre (creo), en el que puedo dar codazos sin represalias (creo), ya me he desahogado. Ahí fuera apesta.