Vivimos tiempos difíciles. Cuántas veces se han encabezado editoriales con esta dichosa frasecita. Pero no podemos negar que llevamos demasiado tiempo con la seguridad, los riesgos, la libertad y los recortes de derechos individuales a cuestas. Un coñazo. A Pepe Rubiales le amenazan de muerte, el Ratzinger Z incendia medio mundo y ese medio mundo se dedica a echar más gasolina. ¡Ah, la libertad de expresión! La libertad del artista, la libertad de confesión, la libertad con mayúsculas, la libertad,
miércoles, septiembre 27, 2006
lunes, septiembre 18, 2006
Aterrizaje y vuelta al cole
Ya estamos aquí. Los privilegiados que nos podemos ir de vacaciones en septiembre regresamos poco a poco y qué quieren que les diga, parece que resulta más fácil todo, al menos en cuanto al jet-lag o la depre post-vacacional. Esta vez nuestro periplo nos ha llevado a las cálidas tierras brasileñas. ¿Cálidas? Ja! Vale que allí tienen el calendario patas arriba respecto al nuestro, el civilizado de verdad, y que ahora mismo sufren su duro invierno, pero joder, se supone que en vez de sufrirlo lo disfrutan y que las temperaturas templadas y los cielos despejados son
Orgullo carioca confortablemente instalado en el crédito de la divisa turista entrante, orgullo anatómico en Ipanema, con su chica paseando un perro de raza o pedaleando por la Vinicius de Moraes, partidos mixtos estratosféricos de futvolley, parejas de efebos musculados, jovencitas con trapecios desarrolladísimos, platos de picanha y caipirinhas callejeras en Lapa, travelos de pensión, sudor a granel en las escuelas de samba, y la presencia amenazante de los morros tomados por la masa de la favela, el Rio que intimida a Rio y que parece controlar el cotarro.
Cemento y naturaleza, sofisticación frente a lo tribal, cosmopolitismo y alegría de vivir, sólo una parte de Brasil, pero mucho Brasil.