viernes, septiembre 21, 2007

ON THE ROAD

No se crean, no se nos pasó dar cuenta del cincuenta aniversario de la publicación de On the Road, la novela de Jack Kerouac. La biblia de la generación beat aún resuena en mi memoria como en la de todos aquellos que la vivimos con el entusiasmo de la juventud. Esa mezcla de ingenuidad pura, de libertad abismal, con altas dosis de desesperanza impregnó los pasajes de Ginsberg, Burroughs y Kerouac. A su vez, nos la transmitieron y nos convertimos un poco por dentro en seres a la búsqueda furibunda de una carretera sin señalizar. Por fuera, nuestra cotidianeidad. Siempre recordaré la imagen de Sal Paradise tumbado en el techo de un Ford cara al cielo negro de la noche. Siempre nos quedará Charlie Parker.

“Aquella gente nos vio bajar del coche con gran alivio en la esquina de la 27 y Federal. Nuestro maltrecho equipaje volvió a amontonarse en la acera: todavía nos quedaba mucho camino. Pero no nos importaba: la carretera es la vida.”

Pequeño homenaje de Manuel Vicent
http://www.elpais.com/articulo/ultima/On/the/road/elpporopi/20070916elpepiult_2/Tes

jueves, septiembre 20, 2007

Ajoblanco y libertad

Primero vivir y más tarde escribir acerca de lo que uno ha vivido

Casi con esta frase, José Ribas cierra la encomiable reconstrucción de una parte de su vida que es coincidente con la andadura de un país en plena ebullición. Los 70 a destajo es un libro cuyo juego de palabras encierra el frenesí de un hombre durante una transición fraguada a lo largo de intensos años de vivencias, experiencias, ilusiones, sueños y frustraciones. Sus memorias son las de una generación que vivió la vida a dentelladas. Y se trata de España, no de otro lugar.

Devorar las páginas de este tour de force lleva al lector, novato o incrédulo con según qué episodios de aquella fase de nuestra historia, a descubrir el alumbramiento de la revista Ajoblanco, un proyecto liderado por el propio Ribas desde casi su adolescencia y que supuso un hito en la concreción de un producto libre y libertario. Un movimiento sincero enfrentado al individualismo y nihilismo anglosajón, asumido también como superación de un hippismo ya resuelto como ineficaz. Las teorías libertarias expuestas en la revista se hacían eco de la nueva arquitectura, del urbanismo de “La cuidad del hombre”, de la sexualidad libre –que no meramente hedonista-, de los ateneos espontáneos, de la ecología, del humanismo y de la antipsiquiatría.

Pero este recuerdo se expone mediante la implicación sentimental del autor a través de un repaso a su evolución personal. Primero su educación religiosa, luego su vocación universitaria, su relación familiar, sus amigos y amores, sus encuentros fortuitos, las idas y venidas de personajes inolvidables para él y, a veces, cercanos a nuestro conocimiento, sus pensamientos más íntimos, sus complejos y sus fantasmas. A tumba abierta, José Ribas se abre en canal y consigue conectar con mecanismos adormecidos en nuestros imaginarios. La juventud de hoy no es la de ayer, el grado de intervención en la sociedad, la capacidad de mimesis, el apoltronamiento, la desidia, todo varía en función del momento y de otros muchos factores. Sin embargo, algo conecta con nosotros mismos.

Además, revela el politiqueo en el seno de la universidad, la lucha obrera y la importancia desposeída del sindicato anarquista de la CNT. También desenmascara a los leninistas, apunta el exacerbado dogmatismo de la gente de El Capital –véanse aquí tanto marxistas como capitalistas-, resucita el teatro social, desmitifica actores y momentos de nuestra intocable transición democrática, rememora los asesinatos de Atocha y del anarquista Puig Antich, celebra las Jornadas Libertarias Internacionales, el Canet Rock y la vorágine roquera, la convivencia con las drogas y la posterior caída a los infiernos de la heroína, denuncia el engaño de las socialdemocracias y la infiltración de los grupos radicales para desactivar el movimiento libertario, escenifica la conexión siempre fructífera entre Madrid y Cataluña, sortea el excesivo culturalismo, aboga por la eliminación de la jerarquía, describe las comunas de Ibiza, Menorca y la Costa Brava, abraza la homosexualidad con ternura y vértigo. Siempre es su punto de vista, claro está, pero nos vale.

Como muestra de su declaración de intenciones, vale este extracto de una conversación con su padre: “Y que hiciera la revista siguiendo el dictado de mis convicciones, que él también las había tenido y que si yo era verdaderamente anarquista siguiera la moral libertaria, pero que no me dejara embaucar por ningún tipo de violencia ni extremismo. Insistió en que la violencia era el peor rasgo del ser humano y que jamás la usara para imponer mi credo a quienes no pensasen como yo. Le respondí que lo que pretendía era divulgar ideas y cultura libre y que la universidad me había enseñado a despreciar la demagogia y el autoritarismo. Le dije que a mi me interesaba promover una revolución cultural que hiciera el mundo más justo y vivible y que no me iba el papel de controlador ni creía que las élites tuvieran que inventar el futuro del pueblo. Supongo que le enterneció mi ingenuidad.

He aquí la esencia de unas personas que no sólo soñaron con un mundo diferente, sino que lucharon por él.

viernes, septiembre 14, 2007

Circo mediático: mutación perversa

Entre recomendación y recomendación, una reflexión. Así somos de apañados. Un debate en una emisora de radio centra sus comentarios en la nueva mutación que el mundo del periodismo está sufriendo en los últimos tiempos al hilo del secuestro de la niña inglesa. No se necesita dar el nombre porque a pesar de que, a buen seguro, hay más de una niña inglesa secuestrada, sólo una es foco informativo.

El debate no puede sernos ajenos. Se trata de un caso de intoxicación global. Nos afecta a todos. Medios de comunicación de todo el mundo transmiten veinticuatro horas desde el lugar de los hechos. Voces de todo calado dan su opinión en base a no se sabe qué indicios, pistas o certezas. Y, aunque el matrimonio protagonista ha atomizado el acontecimiento como ningunos otros padres con anterioridad, la calle a través de los detonadores mediáticos ha comenzado su feroz proceso de trituración. El linchamiento está servido. Uno más. Alguien desde algún micrófono irresponsable salta la liebre y el rumor se convierte en inflamable. Si el deporte de la sociedad consiste en criticar y ese deporte se practica en nuestros platós, ¡quién nos va a parar ahora!, podrían decir los directores de cadenas y programas.

El juicio paralelo parece cosa de toda la vida pero la tendencia a añadir enésimas dimensiones accesorias a las noticias en sí mismas parece no tener freno. Los afectados ya ni siquiera recurren a los agentes especializados en resolver los problemas a la manera tradicional. La confianza se traslada directamente a los medios para que sean ellos los que activen el altavoz y apliquen la presión necesaria. El estado de derecho, por tanto, parece rediseñarse pues los pasos y las prioridades se intercambian. La justicia pierde pegada y credibilidad. El peso de la voz televisada lo es todo.

La mutación consistente en orientar el Gran Hermano a distintas esferas de la realidad y ampliar su lupa, desvirtúa hasta la náusea el concepto del periodismo. Casi no hay una profesión en la que en el mismo saco quepan actores tan dispares. Lo mismo vale un titular de la BBC que una cámara oculta del Tomate. Y, como bien apuntaba con valentía Juan José Millás en dicho debate, a veces todos formamos parte del mismo circo, aunque nos creamos distintos y pensemos que nosotros actuamos en el Cirque du Soleil. No, en realidad somos funambulistas, magos, leones desdentados, payasos tristes o público con algodón de azúcar del mismo circo de mierda.

viernes, septiembre 07, 2007

OBEY: ¡¡EL MEDIO ES EL MENSAJE!!


Para aquellos que se fíen de este espacio no deben dudar en echar un vistazo al colosal libro Obey: Supply & Demand. The Art of Shepard Fairey. Los más tiernos grafiteros puede que desconozcan la historia de este tipo que no es sino la historia del arte urbano en sí mismo.

En su natal Providence, allá por 1989, empezó a empapelar las paredes con unas pegatinas anónimas, muy especiales. El trazo grueso en blanco y negro del gepeto del luchador francés Andre the Giant (aquel de la Princesa Prometida) pronto recorrió el imaginario colectivo como un experimento social en el que el autor quiso palpar la reacción de la gente ante la invasión de esta marca desconocida. Casi 20 años después, Shepard Fairey es un capo del diseño underground y su movimiento GIANT ha viajado por todo el globo y ha evolucionado en todas sus manifestaciones.

El arte de la plantilla está a la orden del día y él fue casi el pionero. El libro desmenuza su obra a través de nueve capítulos de secuencia cronológica, desde sus comienzos a su expansión global en forma de merchandising, camisetas, pósters, carteles de conciertos de rock, portadas de discos y hasta intervención en museos y galerías de arte.

Un recorrido fascinante por la historia de la propaganda urbana en un libro primorosamente editado que incluye declaraciones de popes como el artista Banksy o el crítico Carlo McCormick. Imprescindible.

martes, septiembre 04, 2007

La Madriguera

No es que nos haya afectado tanto el aniversario de la muerte del pobre Elvis como para no haber encontrado en todos estos días nada potable que llevar a este bloc bitacoriano. No es eso. Y no es para tanto. Simplemente, la vida a veces no te pide este tipo de ajuste de cuentas periódico.

Escribo esto no sin rumbo fijo, pues el motivo que me impulsa de nuevo a este confín de la nada es escuchar en las ondas precisamente un espacio de intimidad a medianoche, un reducto al final de la calle llamado La Madriguera, el nuevo programa de Diego Manrique, esta vez en RNE 1. Como complemento a su Ambigú, esta vez el periodista nos abre la puerta de un club distinto, más pausado, abierto al susurro de otros temas colaterales a la música, y un club donde se fuma más. El humo del tabaco no se empasta en el decorado tan bien como a estas horas de la noche.

La Madriguera se estrena hoy y ya nos ha puesto a tono. Un poco de Sinatra, otro poco de la Fitzgerald, un tanto de Dean Martin que sirve de preámbulo a una disertación sobre lo cool… No ha querido abrir parloteando con una declaración de principios. Sus intenciones han quedado bien claras. Ha venido a interrumpirnos la velada con un telón confidente y que promete ser fiel. Larga vida a La Madriguera.


¿Puede parecerse la nueva Joni Mitchell a la canaria Rosana? Perdón.