martes, diciembre 29, 2009

Valor por el nuevo año

Bee on lips

Me despido des ustedes hasta el año que viene con una impactante foto del maestro Irving Penn para Vogue, perteneciente a su preciosa obra Still Life, un regalazo para estas Navidades. ¿A cuento de qué esta foto?, se preguntarán. A cuento de nada. La pego ahora porque me da la gana, el blog es mío y hago de mi capa un sayo, faltaría más.
Los que me conocen saben lo inquietante que puede ser para mí la situación mostrada en la imagen, por lo que reproducirla ahora bien puede valer a modo de declaración de intenciones para el año futuro: ser aún más valiente de lo que soy, si es que eso es posible. Lo dicho, que ustedes la entren y la saquen bien. ¡Salud!

miércoles, diciembre 23, 2009

¿Hay algo más?

Llevaba unos días entre la ansiedad y la represión por acercarme al final de la serie de televisión que me ha tenido literalmente ocupado un año entero de mi vida. Empecé a ver los primeros capítulos del Ala Oeste de la Casa Blanca en diciembre de 2008 y, el destino y mi hambre voraz, me han llevado a tener que cerrar su círculo de siete largas temporadas precisamente ahora. Ayer para ser más exactos. Yo no quería, se lo juro, pero resulta que la ficción también tiene un final, por mucho que puedas rebobinarla una y otra vez, dilatar su último aliento, repetir el penúltimo diálogo o retardar el fotograma de adiós. Hay un momento en que la gente coge sus bártulos y te deja con cara de tonto plantado en el sofá, sin poder reaccionar, sin tiempo para recobrar la compostura, como mucho con la gracia bondadosa de poder empezar de nuevo como el que no quiere la cosa, como si los personajes que aparecen en la pantalla te fueran presentados por primera vez, así por sorpresa.
Pero lo que es imposible es poder rellenar eso que se ha venido extendiendo en foros y conversaciones y que tanto nos ha hecho compartir y que no es otra cosa que un auténtico, real, desasosegante, un poco patético, vacío existencial. Un agujero en la boca del estómago que con el fundido a negro definitivo te lleva a preguntarte: ¿Y ahora qué? Una película puede marcarte para siempre pero sus tiempos son distintos. Con una serie de televisión, sus historias y las criaturas que las protagonizan avanzan contigo casi en tiempo real, se cuelan en tu vida cotidiana, rellenan huecos libres y ocupan el resto viviendo en tu mente, esperando a que se les de cuerda en el próximo capítulo. Desprenderse de todo esto no es agradable.
Mi consuelo es no haberme asomado todavía a The Wire, un mundo que me espera y en el que pienso zambullirme a modo de terapia y así desengancharme de este mono cruel, que fue desperezado por primera vez a mediados de la última temporada de la serie con una doble desaparición, la del actor John Spencer y, consiguientemente, la de su personaje Leo McGarry. La muerte de ambos funcionó como un triste anticipo de la paulatina despedida de todos y cada uno de esos rostros y voces que te han acompañado durante tantos ratos, ratos convertidos en vida producto de una obsesión, la del espectador con la ficción.
A estas alturas sobra halagar la sofisticación del producto facturado por el genio de Aaron Sorkin, no pienso haceros perder el tiempo con pajas mentales acerca de la complejidad de su puesta en escena, de la brillantez de su guión, de la solvencia de su reparto, de la potencia de alguna de sus ideas o, incluso de su capacidad premonitoria que en ocasiones nos hace mirar a ese extraño país de reojo pensando: “¿será capaz de guiar sus pasos siguiendo un guión televisivo?” No, como buen yonqui podría pontificar sobre el placer causado por cada dosis pero prefiero hacerme el sentimental, acordarme una vez más de estos tipos que han formado parte de mi vida y que desgraciadamente ya no volverán a ella.


Homenaje: momento en el que John Spencer ganó un Emmy por su papel en The West Wing. Gracias a la información del blog de Ángela Armero, incluida la transcripción de las palabras de agradecimiento del actor.

martes, diciembre 22, 2009

Menuda Misa del Gallo

Escondido por tradición y prescripción facultativa de la jarana navideña, hecho un ovillo en mi residencia de invierno, con las ventanas tapiadas y enfundado en batín y pañuelo de cuello, escribo estas líneas mientras prenso tabaco en mi pipa de madera holandesa. Hasta lucimos por unos días un hermoso y tupido bigote con el que por fin podemos entonar eso de: "soy un truhán, soy un señor". Cof, cof... En fin, al lío. Hace unas semanas nos hacíamos eco del impactante diseño de la iglesia de Santa Mónica de Rivas Vaciamadrid, premiada el año pasado por la revista Wallpaper como el Mejor diseño de iglesias. Pues bien, la última edición Swarovski Elle, en la que la Pataki nos muestra su buena salud abrigada tan sólo por una paella de pedrería, seleccionó un puñado de templos que a más de uno puede hacerle replantearse su agnosticismo. En estas fechas tan espirituales, en las que la gente es buena, pero buena, buena de verdad, qué mejores lugares para refugiarse del temporal consumista. Del salón a la iglesia y de la iglesia a la cama. Así debería ser. Estas son algunas iglesias que con su diseño intentan acercarnos a Dios:

CAPILLA FAREWELL (Ljubljana, Eslovenia)

Sinuosa y minimalista, se integra en el paisaje de un cementerio de la capital eslovena.

IGLESIA DE ST. BARTHOLOMEW (Chodovice, República Checa)

Alfombras persas, lámparas de araña y sillas Panton con su cruz perforada en el respaldo contrastan con los fríos desconchones de los muros originales de la iglesia.

IGLESIA-MUSEO DE SAINT PIERRE (Firminy, Francia)

Icono de la arquitectura religiosa, el cono asimétrico de Le Corbusier fue su último proyecto.

CAPILLA DE VALLEACERÓN (Almadenejos, Ciudad Real)

Arquitectura patria, este contenedor de hormigón tensionado en mitad de la nada fue expuesto en el MOMA.

martes, diciembre 15, 2009

Mansa juventud ante Lightning Bolt

Mira por dónde vamos a dejaros con un par de fiestecillas de los cafres de Lightning Bolt. No me digan que mientras escuchan estas dulces melodias no les da por farfullar: morder-sajar-rasgar-machacar-arrancar-masticar-golpear-arjjjjj



lunes, diciembre 14, 2009

Paz en el agujero negro


Ya era hora. Les tengo un tanto abandonados y eso que les prometí saldar una cuenta: hablar del último retiro para el viajero descubierto en nuestra ajada piel de toro. Hablo de un escondite perdido en el vértice formado por las provincias de Tarragona, Castellón y Teruel y que responde al nombre de hotel Consolación. Camino de Monroyo, una pequeña ermita del siglo XIV asoma su espadaña y señala la senda hasta un hotelito recompuesto bajo la inspiración de Craig Ellwood, el arquitecto que revolucionó el concepto del habitáculo doméstico. Desde el armazón barroco de piedra soleada, rellenado de acero y buenos alimentos, hay que adentrarse en un paseo hasta los diez cubos de madera cuperizada instalados de cara a los montes del Matarraña, al borde del abismo. Cada uno de ellos depara una agradable puesta en escena abocada a una terraza íntima y abierta de par en par a la puesta de sol. Una bañera escavada en el piso del dormitorio, una chimenea suspendida del techo, una melodía que sale de la estación de iPod, y una cama desde la que no mover ni un músculo. El espectáculo está ahí fuera. Es Teruel, justo cuando se cumplen 10 años de su grito ahogado de reivindicación metafísica. Existe, se lo juro.


jueves, diciembre 03, 2009

Huir de la realidad

A golpe de esputo y gargajo escribo estas líneas, mientras me invade ese delicioso sopor provocado por una noche de sudores, expectoraciones y delirios. Hasta las piedras más inquebrantables tienen sus fisuras. Pero no se alarmen, saldremos de esta. Pues bien, tal vez mi actual estado se deba a la intensa y prolongada exposición durante la última semana a una suerte de criptonita vulgaris que en su versión genérica podríamos identificar con los medios de comunicación de masas, y que en su versión más nociva lleva por nombre televisión. En ella hemos asistido a demostraciones in fraganti del tongo en el que se basan esos divertidos, interminables pero, a la postre, fraudulentos programas llamados call tv. También hemos comprobado el nivel de periodismo científico y de investigación, a todas luces independiente y por encima de todo, liberal, exhibido desde la plataforma Intereconomía –impagable su campaña anti-condón, trufadita de datos, estadísticas, declaraciones expertas, toneladas de rigor y, bueno, una miaja de racismo y crutrerío patrío-. Medios más serios, sin embargo, tampoco han tenido su mejor semana al no cortarse un cacho en el tratamiento de alguno de los últimos episodios estrella de las crónicas de sucesos. Total, un asesino que igual no lo es tanto. Bah, la tirada ya está justificada, ayer lo petamos y hoy somos víctimas de un sistema que a veces no funciona. Y a otra cosa, mariposa, y si está muerta, casi mejor. Pero en vez de ojipláticos, seguimos en punto muerto, tiramos millas, zapeamos y zapeamos, nos lo comemos todo crudo, hasta el fondo. Joder, no me extraña que últimamente me haya dado por el insomnio…
Por eso, nuestra próxima entrada del blog versará sobre caminos alternativos para huir de la realidad -al menos para huir de Madrid, la ciudad de los costurones eternos gracias a nuestro gran faraón aniquilador, la ciudad del terremoto termonuclear- y, como la apología de las drogas duras sigue sin ser una práctica muy bien vista, recomendaremos un viaje algo diferente, una escapada a uno de los rincones más tonificantes de nuestra piel de toro. No se la pierdan.