miércoles, junio 08, 2011

Historia de una reforma (I)

Mi vida en una caja. Bueno, mi vida es una caja. De cartón. Todo huele a cartón. Sientes el polvillo del cartón que no sale a duchazo limpio. Sales al ascensor y el ascensor está forrado en cartón. Todo es una caja. La esquizofrenia se apodera de mi. Deambulo por pasillos, escaleras, trasteros, garajes y sótanos. Tengo que fijarme en el número de cada planta para orientarme y saber en qué edificio me encuentro, hacía dónde voy. Hasta seis manojos de llaves distintos, todos juntos engordando mis bolsillos. La puerta no abre. Claro, esta llave es de allí, la de aquí es esta. Ah, no, que la quitamos para dársela a aquel. Retrocedamos, pues. Salgamos a la calle, necesitamos aire puro y limpio. Lavémonos las manos, que vuelven a estar negras, tiznadas del polvo de la caja. ¿En qué salón estoy? Son todos muy parecidos. ¿Dormimos en esta habitación o en la otra, la del piso de abajo? ¿Me toca desayunar o conectar el portátil? Me tengo que lavar los dientes. ¿Dónde tendré mi cepillo? He cambiado el router por un aparato de teleasistencia. El wifi no va. Ahora parece que sí. ¡Estoy conectado! ¿Pero dónde estoy? ¿Quién es usted? Ah, sí, perdone.

Total, por ahora solo me arrepiento de una cosa: llevaba tiempo guardando para leer una entrevista a Jorge Semprún. Al final, en la vorágine, me vi utilizándola como papel de embalaje. Solo espero recuperarla y expiar mi culpa leyéndola. Será dentro de mucho, pero intentaré hacerlo. Efectivamente, lo han adivinado, estoy de reforma.

1 comentario:

Dario dijo...

Ánimorrrr