Aterrizaje y vuelta al cole
Ya estamos aquí. Los privilegiados que nos podemos ir de vacaciones en septiembre regresamos poco a poco y qué quieren que les diga, parece que resulta más fácil todo, al menos en cuanto al jet-lag o la depre post-vacacional. Esta vez nuestro periplo nos ha llevado a las cálidas tierras brasileñas. ¿Cálidas? Ja! Vale que allí tienen el calendario patas arriba respecto al nuestro, el civilizado de verdad, y que ahora mismo sufren su duro invierno, pero joder, se supone que en vez de sufrirlo lo disfrutan y que las temperaturas templadas y los cielos despejados son
Orgullo carioca confortablemente instalado en el crédito de la divisa turista entrante, orgullo anatómico en Ipanema, con su chica paseando un perro de raza o pedaleando por la Vinicius de Moraes, partidos mixtos estratosféricos de futvolley, parejas de efebos musculados, jovencitas con trapecios desarrolladísimos, platos de picanha y caipirinhas callejeras en Lapa, travelos de pensión, sudor a granel en las escuelas de samba, y la presencia amenazante de los morros tomados por la masa de la favela, el Rio que intimida a Rio y que parece controlar el cotarro.
Cemento y naturaleza, sofisticación frente a lo tribal, cosmopolitismo y alegría de vivir, sólo una parte de Brasil, pero mucho Brasil.
1 comentario:
OLE!
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