miércoles, mayo 07, 2008

¿Te gusta conducir?

Hay quien me tacha de Señor Coñazo por no saber apreciar las pequeñas cosas de la vida. No saben de lo que hablan. Hoy mismo he experimentado la felicidad, o una alta dosis de la misma, con el simple hecho de bajar la ventanilla y apretar unos minutos el pedal del acelerador. Vivo en Madrid, que conste, así que ¿cómo es posible? Ni idea, pero de vez en cuando parece que la ciudad se toma un respiro y reserva un par de carriles para que uno pueda disfrutar de su circuito privado. Por problemas alérgicos que no vienen al caso hacía tiempo que no podía bajar la ventanilla y sacar el brazo a pasear, sentir la brisa polucionada en mi cara y poner a tanta perfección banda sonora de road movie. En tiempos en los que coger un coche se convierte en una odisea, en los que te juegas el bolsillo y el pellejo, se nos olvida el puro placer de conducir. A velocidad moderada, al ralentí o a 120 km/h, esa no es la cuestión, pues no soy carne de Ferrari. La cuestión es llevar el coche a tus anchas, no tocar el embrague más que para desentumecer el gemelo y recorrer el volante como si fuera terciopelo. Un pequeño momento en el que nos reconforta el mundo que nos rodea. La clave está en el camino, no en el destino. Porque en el destino no hay sitio para aparcar.
Cosas que joden el placer de conducir:

- El tráfico.
- El precio de la gasolina.
- La compañía. A veces.
- El olor a moñiga. “Huele a campo”, diría alguno.
- La puta alergia que no me deja bajar la ventanilla y me obliga a enchufar el aire acondicionado.
- Los tocahuevos al volante. Mil casos y mil tipologías.
- Gallardón.
- La DGT.
- La Guardia Civil.

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