martes, mayo 17, 2011

Arte, crisis, utopía y ciudadanos del mundo


Llevaba tiempo queriendo calzaros al personaje JR, artista callejero especializado en el gran formato. Enormes superficies al aire libre empapeladas de fotografías, por lo general gigantescos rostros en blanco y negro. Grafitero frustrado, activista formado en las trincheras de los suburbios parisinos, en aquellos disturbios acaecidos a mitad de la década pasada y que mostraron al mundo el lado menos glamouroso de la sociedad francesa, JR es, como la mayoría de las estrellas del street art, un personaje artificial, un héroe o supervillano creado con dosis de audacia y engreimiento pero cuyo perfil le sirve para poder desarrollar su actividad dentro o fuera del sistema, según convenga. El reportaje que le dedican en la última edición de El País Semanal ha desencadenado que esté aquí con nosotros, justo en un momento en el que el mundo parece empezar a desperezarse tras una larga siesta, parece empezar a querer hacer cosas, algo, lo que sea, en grupo o en solitario, pero siga tardando demasiado en descubrir por dónde quiere abrir el melón.
El sector de la sociedad capaz de movilizar acciones concretas ha perdido definitivamente la fe en encontrar líderes en los espacios tradicionales como la política e incluso en los medios de comunicación de masas. Los movimientos ciudadanos siguen existiendo pero cada vez tienen más difícil disipar las densas cortinas de humo que les impiden ver y seguir avanzando. Las líneas divisorias de buenos y malos se difuminan. Ni siquiera el capitalismo da la cara como antaño sino que consigue reinventar su juego de espejos. Las alternativas mueren de inanición e incompetencia. El idealismo deja de ser una fuente de inspiración y se convierte en un lujo. Mandan los de siempre y campana y se acabó. Además está la cosa del estado del bienestar y de la amenaza de su desmantelamiento. Y la cosa de los negritos de África, muchos con hambre de pan, muchos también con hambre de libertades. Pesimismo a tope. Europa ha muerto y el jefe del FMI es un desequilibrado sexual. Hay elecciones democráticas y el escenario resultante da escalofríos. No hay contrapesos de ninguna clase, ni sociales, ni éticos, ni mucho menos económicos. Total, que por ahora nos conformamos con manifestaciones como las convocadas por Democracia Real Ya y las impactantes imágenes de JR, un chaval que no llega a la treintena y que combate la injusticia cubriéndola de arte de carne y hueso.







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