lunes, octubre 29, 2007

Loado sea

Fernando Martín, presidente de Fadesa, del lobby inmobiliario G14 y ex-presidente del Real Madrid, aquel del peluquín encementado y de verbo ridículo que duró tanto en la Casa Blanca, asegura que si se reduce el índice de construcción de viviendas, con el consecuente aumento de paro en el sector, se “provocará importantes conflictos sociales”, ya que los primeros que se irán al paro serán los inmigrantes. El tipo no se corta y con una entonación paternalista da por seguro que así se estará incitando a toda esta gente a involucrarse en actividades nada beneficiosas para la sociedad. La jugada, pues, es magnífica.
El señor Martín con estas declaraciones no sólo desvela una sospechosa desconfianza en la masa inmigrante –la ecuación al sustraerse el factor del empleo en la construcción da como resultado el comportamiento delictivo, como si no hubiera otra solución- sino que ejemplifica la visión piramidal que atornilla los estratos sociales a su condición de ricos y pobres. Algo así como: no se preocupen que aquí estamos nosotros, garantes de la estabilidad, den gracias porque les damos empleos que mientras seamos quienes organicemos el tinglado no les van a entrar ganas de montar una revolución. Ustedes a trabajar en nuestras obras de vivienda, que nosotros nos dedicamos a que nunca les falte una, aunque no puedan permitirse luego vivir en ninguna de ellas. Porque la burbuja no la pincha ni dios.
Lo dicho, la perpetuación de la pirámide. Démosle gracias.

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