jueves, diciembre 03, 2009

Huir de la realidad

A golpe de esputo y gargajo escribo estas líneas, mientras me invade ese delicioso sopor provocado por una noche de sudores, expectoraciones y delirios. Hasta las piedras más inquebrantables tienen sus fisuras. Pero no se alarmen, saldremos de esta. Pues bien, tal vez mi actual estado se deba a la intensa y prolongada exposición durante la última semana a una suerte de criptonita vulgaris que en su versión genérica podríamos identificar con los medios de comunicación de masas, y que en su versión más nociva lleva por nombre televisión. En ella hemos asistido a demostraciones in fraganti del tongo en el que se basan esos divertidos, interminables pero, a la postre, fraudulentos programas llamados call tv. También hemos comprobado el nivel de periodismo científico y de investigación, a todas luces independiente y por encima de todo, liberal, exhibido desde la plataforma Intereconomía –impagable su campaña anti-condón, trufadita de datos, estadísticas, declaraciones expertas, toneladas de rigor y, bueno, una miaja de racismo y crutrerío patrío-. Medios más serios, sin embargo, tampoco han tenido su mejor semana al no cortarse un cacho en el tratamiento de alguno de los últimos episodios estrella de las crónicas de sucesos. Total, un asesino que igual no lo es tanto. Bah, la tirada ya está justificada, ayer lo petamos y hoy somos víctimas de un sistema que a veces no funciona. Y a otra cosa, mariposa, y si está muerta, casi mejor. Pero en vez de ojipláticos, seguimos en punto muerto, tiramos millas, zapeamos y zapeamos, nos lo comemos todo crudo, hasta el fondo. Joder, no me extraña que últimamente me haya dado por el insomnio…
Por eso, nuestra próxima entrada del blog versará sobre caminos alternativos para huir de la realidad -al menos para huir de Madrid, la ciudad de los costurones eternos gracias a nuestro gran faraón aniquilador, la ciudad del terremoto termonuclear- y, como la apología de las drogas duras sigue sin ser una práctica muy bien vista, recomendaremos un viaje algo diferente, una escapada a uno de los rincones más tonificantes de nuestra piel de toro. No se la pierdan.

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