lunes, diciembre 14, 2009

Paz en el agujero negro


Ya era hora. Les tengo un tanto abandonados y eso que les prometí saldar una cuenta: hablar del último retiro para el viajero descubierto en nuestra ajada piel de toro. Hablo de un escondite perdido en el vértice formado por las provincias de Tarragona, Castellón y Teruel y que responde al nombre de hotel Consolación. Camino de Monroyo, una pequeña ermita del siglo XIV asoma su espadaña y señala la senda hasta un hotelito recompuesto bajo la inspiración de Craig Ellwood, el arquitecto que revolucionó el concepto del habitáculo doméstico. Desde el armazón barroco de piedra soleada, rellenado de acero y buenos alimentos, hay que adentrarse en un paseo hasta los diez cubos de madera cuperizada instalados de cara a los montes del Matarraña, al borde del abismo. Cada uno de ellos depara una agradable puesta en escena abocada a una terraza íntima y abierta de par en par a la puesta de sol. Una bañera escavada en el piso del dormitorio, una chimenea suspendida del techo, una melodía que sale de la estación de iPod, y una cama desde la que no mover ni un músculo. El espectáculo está ahí fuera. Es Teruel, justo cuando se cumplen 10 años de su grito ahogado de reivindicación metafísica. Existe, se lo juro.


No hay comentarios: