jueves, enero 13, 2011

Ceguera mediática... y algo más

La controvertida elección del último Balón de Oro ha reabierto un debate cansino acerca del papel que juega España en el llamado concierto internacional. La prensa deportiva, formada por un sinnúmero de profesionales supuestamente bien informados, sobradamente preparados y muy seguros de sí mismos, suele coincidir en que nuestro país lleva mucho tiempo siendo ninguneado en la toma decisiones importantes que afectan a nuestra imagen. La cacería del dopaje, la no adjudicación de eventos planetarios como la organización de un mundial de fútbol o unas olimpiadas, el olvido descarado a la hora de premiar a nuestros mejores deportistas... Una letanía justificada en aparentes envidias y recelos conspiranoicos. Chorradas en la mayoría de los casos. Pongamos el ejemplo de la organización del mundial y los juegos olímpicos. El conjunto de mentes lúcidas de prensa y otros medios de índole deportiva se echan las manos a la cabeza y se hacen cruces ante la designación de países emergentes como Brasil, Rusia o Qatar. "¿Cómo es posible que ganen estas candidaturas virtuales?" "¿Cómo es posible que no ganen las nuestras si ya tenemos todo listo y preparado?" ¡Precisamente, tontainas! "Nosotros tenemos el Bernabéu y el Camp Nou". ¿Y a quién le importa, merluzos? A España le concedieron sus oportunidades en momentos claves de su historia reciente: la llegada de la democracia y la consolidación del pelotazo de la sociedad del bienestar. Mundial y Olimpiadas. ¿Queremos más? "Todo el mundo nos da de lado", lloriquean. Y a Italia, y a Estados Unidos, y a Alemania, y a Francia, todos países tontorrones que no pintan nada. Lo que hace falta es tener dos dedos de frente y no presentarse a estas cuestiones para no malgastar inútilmente recursos, ilusiones y tiempo. Quien no lo entienda o es imbécil o está ansioso por especular y llevarse su tajada. Porque de eso se trata en el tema de los eventos "deportivos". Precisamente son elegidos países en construcción, porque si ya están construidos no tiene ningún sentido reinvertir. ¿Quién quiere meterse en España con la crisis que arrastramos? Es más razonable dar paso a otras zonas que cada vez cuentan más para todo. Es de cajón y están en su derecho. Inversores e beneficiarios. Las razones, por mucho que se empeñen estos cerebritos de cabecera, no son ideológicas ni sentimentales. Son puramente económicas. Lógicamente económicas. Cuando petamos en el 82 y en el 92 bien que nos aprovechamos -unos más que otros- y pocos -ninguno de estos voceros- pensó en la idoneidad de otros países.
Y así, muchas más historietas. Señores, a mamarla.

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