martes, marzo 15, 2011

Belleza robada, nuevo capítulo

Hace unos días pude ver de nuevo Presunto Inocente, la película de Alan J. Pakula que contaba con Harrison Ford en el papel estelar de este thriller judicial. También hace días me encontré de nuevo con la pista de Greta Scacchi, la flamante rubia que puso al personaje de nuestro héroe en aquella película al borde del colapso. Ver a Harrison Ford en Presunto Inocente y verlo ahora, indica lógicamente el paso del tiempo. Y del bisturí. Ver a Greta Scacchi en la misma película, aunque solo sea los pocos minutos que sale en pantalla antes de que su personaje sea brutalmente asensinado, joven y sexy a rabiar, y verla hoy en día, proporciona una sensación distinta que con Ford. Aún así, sigue poseyendo su mirada magnética, por no hablar de su indudable talento como actriz. Han pasado más de veinte años y este es el resultado.


Greta Scacchi






Estas reflexiones no buscan manchar el buen nombre de la actriz ni de las mujeres en edad madura, no es un alegato machista a favor de la belleza en formol, ni una falta de admiración por mis viejas -perdón, lejanas- heroínas, sino una queja de cortesía a la naturaleza, que nos despoja sin cuartel de nuestras imágenes más puras. ¡Ya está bien! ¿Hasta cuándo va a durar esto? ¿Quién será la siguiente? ¿Charlize Theron? No puedo soportar esa idea. 

Greta Scacchi deslumbró a finales de los ochenta y principios de los noventa con trabajos como White Mischief (Pasiones en Kenia), Presunto Inocente o Shattered (Chantaje). Más tarde lo hizo en Emma o El Violín Rojo, incluso últimamente haciendo de Margaret Thatcher. Glups.

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