martes, marzo 20, 2007

Cine con mucho humo

A veces lo pequeño se vuelve gigante y lo que con cariño se llama menor puede revelarse en unas proporciones magníficas. Algo así pasa con el cine, un arte repleto de pequeñas joyas que por sus aparentes dimensiones no llegan a ser lo que realmente merecen. La 2 pasa Smoking Room, uno de esos hallazgos medio recientes en la perdida cinematografía española y que el programa de turno utiliza como previo para ahondar a lo largo de un debate de enteradillos en ese marasmo de tenderete, lugares comunes y frustraciones que desde la distancia parece que es sinónimo del cine patrio.

La revisión de esta peli me produce las mismas sensaciones que la primera vez. Sigue funcionando. Media sonrisa pero medio morro torcido por la agitación y la acidez de estómago que produce tanta hiperrealidad. Lo falso tomado como la más absoluta de las realidades, en una concepción cercana a la de Umberto Eco. La oficina, como principal microcosmos de la deshumanización, lleva generando en la sociedad comportamientos paranoicos similares a los mostrados por la peli de Roger Gual y Julio D.Wallovits. De esa esquizofrenia urbana a las situaciones peripatéticas –la paliza al personaje de Eduard Fernández, por poner un ejemplo- sólo hay un paso. Todo subyugado a una excusa argumental que no puede ser identificada como macguffin, pues tiene mucho que ver con los trasfondos: la recién llegada cultura sin humo y la dictadura de los mecanismos pendulares que genera.

Menos mal que aquello termina con los versos cantados de Serrat: (…) Si la rutina te aplasta, dile que ya basta de mediocridad... Hoy puede ser un gran día, date una oportunidad.

Gracias, majo.

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