viernes, agosto 13, 2010

Visitar el Imperio provoca resaca

Semanas después de regresar del Imperio, aún percibo un poso de compulsiva desazón en mi interior. Visitar de vez en cuando el paraíso del consumismo, los United Estates para más señas, ayuda a potenciar aquello para lo que hemos sido entrenados, al menos en este rincón del planeta. Este vídeo de La historia de las cosas, con unos añitos ya de correteo por la red, por muy infantiloide y bobo que parezca, quiere recordarnos que en un principio nuestro papel en la ingeniería del mundo era otro. Sin embargo, una vez visto e interiorizado, reflexionado sobre lo pestilente que es el sistema y acordado con uno mismo que vamos a ser fuertes y vamos a empezar a enarbolar la bandera del buen juicio que contribuya a equilibrar tanto sindios, comenzamos de nuevo a segregar espuma por la boca y los ojos se nos nublan ante la perspectiva de un día más en nuestra querida burbuja de los bienes de consumo. ¡A tomar viento, me voy de compras!



Ideas descabelladas a eliminar de nuestras conciencias:
- Obsolescencia planificada (bah)
- Obsolescencia percibida (bah)
- La publicidad sirve para que nos demos cuenta de lo infelices que somos (y los espejos qué?)
- La tele no mola (sin comentarios)
- Las sustancias tóxicas son caca. (Algunas están muy ricas)
- Todo a la basura (eh, deberían ver mi casa, no tiro ni los palos que me encuentro por la calle)
- El sistema está en crisis. (¡Já!)

Idea incólume:
- Todo se puede arreglar si vamos de compras.
- Somos una mierda. (Sí, esto sí es cierto).

Fundar la iglesia de Víctor Lebow. Gracias, oh dios, por salvarnos de un mundo gris y normal, una pesadilla de ordenadores que no se rompen, de pantalones que nunca pasan de moda y de coches que se ajustan a la lógica ambiental. Puaj, qué asco me da sólo de pensarlo.
"Nuestra economía, enormemente productiva, exige que hagamos del consumo nuestro estilo de vida, que convirtamos el comprar y utilizar bienes en auténticos rituales, que busquemos nuestra satisfacción espiritual, la satisfacción del ego, en el consumir... necesitamos que se consuman cosas, se quemen, se sustituyan, y se tiren, todo ello a un ritmo cada vez más rápido". Lebow dixit, 1955.

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