martes, septiembre 09, 2008

Buen cine de mal rollo

Sidney Lumet está fatal. Nadie que sea inmensamente feliz puede parir una obra tan amarga y jodida como Antes que el diablo sepa que has muerto. Por fin pude ir a verla y salí encogido, turbado. La familia es lo que tiene, si ya lo decía yo. El octogenario director, responsable de un buen número de películas mediocres y un puñado de casi obras maestras –Doce hombres sin piedad lo es sin paliativos- irrumpe en escena cuando ya nadie dábamos un duro por él y lo hace para brindarnos su penúltima lección: los viejos pellejos saben de esto. Por cierto, un tal Mike Booth me dio hace tiempo un consejo: “toma, si alguna vez quieres hacer una película, léete este libro”. El libro en cuestión era Así se hacen las películas, de Sydney Lumet. Me lo regaló el buen chaval y no le faltaba razón. Pocos construyen narraciones tan simples y certeras como el autor de Serpico y La noche cae sobre Manhattan, aunque en su última obra elija fragmentar el discurso haciendo una concesión a la modernidad. No lo necesitaba, pero en fin.
No suele importarme la vida privada de según qué personas pero reconozco interés en la de Lumet, precisamente por descubrir en qué hondo pozo vital se haya sumido para querer afrontar la creación de un relato tan desolador. Los personajes –geniales los tres, aunque Philip Seymour Hoffman se eleva un cuerpo por encima del resto- acumulan miserias y rencores, inseguridades y mala conciencia. El sentimiento de culpa, la fatalidad de un destino tan trágico como seguro, no son temas novedosos en la filmografía de este gran tipo, pero aquí es capaz de ahogarnos un poco más si cabe en la desesperanza. Menos mal que Marisa Tomei luce palmito. ¿Saben que esta chavalita tiene ya 44 primaveras? Hace el mismo papel de siempre, pero qué quieren que les diga, la tengo aprecio y ternura. Está como un queso, vaya.
Si todavía no la han visto, vayan a ver Antes que el diablo sepa que has muerto. Le cogerán un poquito más de asco a la vida. Pero seguirán amando el cine.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y tú ibas advertido, ¿eh?
A mí me pilló por sorpresa y aún ando en recuperación anímica y con miedo a ver a la familia.