jueves, marzo 13, 2008

Eres una buena candidata


¡Quiero una vulva bonita! Esa parece ser una obsesión cada vez más arraigada en las ya de por sí atrofiadas mentes de muchas jovencitas estadounidenses. Hace unos días, el programa La Noche Temática de La 2 emitió un conjunto de documentales bajo el título Mujer sin complejos, en el que además de analizar la repercusión y las circunstancias que rodearon el descubrimiento de la píldora anticonceptiva, así como contar la historia de las Flappers, un grupo de mujeres pioneras a principios del siglo XX, reflejaba la empanada mental que supone para muchas personas exponerse ante la influencia de la dictadura de la imagen. Más allá de constatar el poder manipulador de herramientas como Photoshop, un bisturí en manos de agencias publicitarias y de moda, el tramo más demoledor del documental tenía que ver con el seguimiento de una pobre tarada cuya mayor preocupación consistía en conseguir tener una vulva lo más parecida posible a las de aquellas modelazas que aparecen en las revistas. Es decir, ausencia casi total de labios a la vista, de dudoso estímulo sexual, por otra parte.
La menor se hacía acompañar de su madre, otra tarada pero con más añitos de estulticia a sus espaldas, mientras este fresco monstruoso se completaba con la presencia escalofriante de un cirujano negrito y sonriente. El personaje en cuestión narraba sin rubor su excelente posición social (quedaba la mar de mono con su gorrito de marca) y no hacía ascos al permitir introducir una cámara en su consulta y en su quirófano. Los comentarios que este auténtico bastardo profería a la niñata durante el reconocimiento ruborizan al más pintado. Lindezas alusivas al grosor de sus labios superiores, al grotesco aspecto de sus genitales o a su falta de sensualidad eran lanzadas al tiempo que las pupilas del tipejo se convertían en parpadeantes símbolos del dólar. Cada tajo y puntada ascendía a una cifra la mar de jugosa y la paciente, ante tal catarata de improperios y guarradas, no duda en aceptar de mil amores someterse a una operación peligrosa y, a todas luces, escandalosa.
Cuando medio mundo se rasga las vestiduras con prácticas tercermundistas como la ablación, el país de las libertades fomenta una intervención vejatoria y, sobre todo, interesada y adulterada porque la imagen a la que estas oligofrénicas aspiran, muchas veces es totalmente falsa, creada ni siquiera en una sala de operaciones sino delante de un ordenador Apple.
Tras el reconocimiento, el doctor miamero dictamina: eres una buena candidata.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

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Saryn dijo...

DIOOOS! Yo estaba sola en casa y casualmente haciendo zapping vi una "vulva convirtiéndose en bonita", me pareció horrible... ¿Cómo puede ser que alguien se someta a eso?
Y qué decir del momento "No estás con muchas ganas de hablar, si no te apetece, ¿por qué aceptaste la entrevista? Y la nena dijo: Ah, es que me descuenta el médico 2.000 dólares" ¡VENDIDA! ¿Y la madre? Que decía que esto debería estar cubierto por los seguros...buff, qué indignación.
En fin, bonito blog :) me volveré a pasar algún día, ahora voy a buscar el documental para enseñarselo a mis amigos y que se indignen conmigo, ¡necesitaba encontrar alguien que lo hubiese visto!

El turista dijo...

Smartphone: Obrigado!!

El turista dijo...

Saryn: sí, hija, sí, el mundo es confuso y peligroso, está infestado de ingnorancia y podredumbre. Los matasanos se aprovechan, las madres maleducan y las hijas se rajan en canal. En fin, fuera de coñas, el documental es estremecedor. Gracias por el comentario.